No se puede culpar al diputado reformista Víctor –Ito– Bisonó si cada vez que se produce una muerte  por arma de fuego, de esas que conmocionan y estremecen por su violencia y dramatismo, nos recuerda la urgente necesidad de aprobar la Ley de Armas, de su autoría, que ya cumplió diez años bajo “estudio” de los legisladores en el Congreso Nacional. El asesinato de una sargento de la Policía, frente a un Juzgado de paz, a manos de su expareja, un sargento de  la Armada Dominicana, es   el oportuno y  doloroso  recordatorio al que recurre Bisonó para echarle en cara a sus compañeros legisladores su indolencia y falta de sensibilidad frente a la matanza que día a día desangra a la sociedad dominicana. “Mientras en nuestras calles la violencia nos arropa como una plaga, provocando que en el 63.2% de los casos una o varias personas mueran porque estuvo involucrada un arma de fuego.” El argumento del legislador es, a todas luces, contundente e irrebatible, pero aún así ha sido insuficiente para convencer a senadores y diputados de que hay que regular con mayor drasticidad el porte y tenencia de las armas de fuego. El mejor argumento, sin embargo, son todas esas muertes absurdas e innecesarias que nos llenan de dolor y vergüenza cada vez que abrimos el periódico   o encendemos el televisor, pero solo Dios sabe  cuántas  personas mas tendrán que morir antes de que nuestros legisladores se sensibilicen  ante tanta  sangre derramada inútilmente.