Radiografía de un espacio; lo que dice el desorden de ti.

Radiografía de un espacio; lo que dice el desorden de ti.

“Las personas cambian cuando se dan cuenta del potencial

que tienen para cambiar las cosas”

Paulo Coelho.

El desorden y el acumulamiento están relacionados con diferentes clases de miedos; al cambio, a ser olvidado, a olvidar, a no tener suficiente, al éxito, a la soledad, a la felicidad. Si, ¡a la felicidad! El 2016 me sorprendió con una enorme cantidad de tareas que arrastré del 2015. Tengo documentos para archivar, ropa que llevar a la lavandería, accesorios por guardar, libros por revisar, maquillaje que descartar, gavetas por ordenar, mensajes por responder, materiales que generar, regalos que entregar y montones de objetos que deben llegar a su lugar.

Las personas emitimos mensajes y señales por vía de los espacios que habitamos y usamos. El amontonamiento es una forma de mostrar una saturación de ideas, proyectos y planes que aún están confusos, insuficientemente definidos y poco estructurados. El escritor francés Anatole France pensaba que todos los cambios, aun los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía.

El feng shui, antiguo arte chino de la armonización de los espacios, dice que el lugar de la casa en que tienes desorden o acumulamiento refleja el área problemática. Además, muestran la confusión, falta de enfoque, inestabilidad y caos con referencia a esa zona de tu vida.

Por ejemplo, tener desorden y acumulamiento en el area de servicio habla de dificultades para ser autoridad de otros, o de falta de merecimiento para ser servido como mereces. El desorden en el cuarto muestra una tendencia a dejar inconclusos los asuntos y reflejan un autosabotaje para tener pareja.

El escritor francés Francois de La Rochefoucauld dijo: “Prometemos según nuestras esperanzas y cumplimos según nuestros temores”. Una amiga que terminó su matrimonio en diciembre me comentó que luego que la pareja salió de la casa, varios aparatos electrónicos y electrodomésticos se dañaron. Los objetos rotos o dañados que esperan para reclaman ser reparados o cambiados, simbolizan nuestras promesas y sueños rotos. Si los aparatos están en la cocina o en el baño significa problemas con la salud y la riqueza.

Cuando el closet o vestidor de la habitación están hechos un desastre refleja emociones atoradas, o que se han quedado en el pasado. Una cama vestida con sábanas y/o colchas poco atractivas o desteñidas implica una vida sexual/amorosa que también ha perdido belleza y brillo. Las gavetas desordenadas hablan de la falta de disponibilidad mental para seguir adelante.

Aunque regularmente los cuartos de niños suelen estar desordenados, algunos investigadores demuestran que cuando los pequeños mantienen sus habitaciones en orden, tienden a ser mejores en el rendimiento escolar y sostienen mejores relaciones con sus familiares y amigos. Los niños siempre muestran en sus espacios lo que ocurre con sus referentes adultos. Aunque la confusión es parte de la vida de los pequeños, ofrecerles la contención y seguridad que necesitan es nuestro deber como mayores.

El cardenal y escritor británico del siglo XIX John H. Newman dijo: “En un mundo superior puede ser de otra manera, pero aquí abajo, vivir es cambiar y ser perfecto es haber cambiado muchas veces”. ¿Te animas a hacerlo diferente en este nuevo año? Estudiar la anatomía del desorden puede darte valiosas pistas; el desorden y el acumulamiento en:

-La entrada de la casa: se lee como miedo a relacionarnos con otras personas.

-El escritorio o área de trabajo: envía un mensaje de frustración, miedo y necesidad de control.

-La parte de atrás de las puertas: indica miedo a no ser aceptado por los demás y la sensación de sentirse vigilado constantemente.

-La zona debajo de los muebles: se da mucha importancia a las apariencias y al qué dirán.

-Bodega o sótano: muestra que se vive del pasado.

-Marquesina o garaje: hay temor y falta de habilidad para actualizarse.

-Pasillos: se viven conflictos en la comunicación. Hay miedo a decir y manifestar a otros lo que se desea.

-La sala: hay temor al rechazo social.

-El comedor: miedo a no dar pasos firmes y sólidos. Sensación de estar dominados por miembros de la familia.

-Toda la casa: es un modo de enseñar el enojo, descuido y apatía hacia todos los aspectos de la vida.

¿Te ves reflejado? ¡Yo sí! Mientras escribo voy analizándome a mi misma. En mi caso, el año 2015 me trajo una intensidad laboral que me ha llevado a pasar una considerable cantidad de tiempo fuera de mi espacio. El desorden y el acumulamiento pueden ser usados como diques inconscientes que nos contienen, pero que al mismo tiempo nos dificultan el avance. La actitud es fundamental para favorecer los cambios que deseamos realizar en nuestras vidas.

El desorden no sólo altera las ideas, sino que dificulta el camino para obtener nuestras metas, bloquea las vías de acceso hacia las oportunidades y nos provoca una hemorragia energética que nos hace perder un valiosísimo

tiempo, que nos puede faltar para planificar, implementar y promover nuestros objetivos.

¿Qué hacer entonces? Proponte movimientos pequeños hacia el orden. El escritor y deportista español Josef Ajram dijo: “Divide y vencerás: divide tus metas en pequeñas retos”. ¿Me acompañas en este desafío?

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