Pekín. Las autoridades de Hangzhou, la ciudad al este de China que acogerá la cumbre del G20 en septiembre, ha aprobado una ley para prohibir escupir en lugares públicos, como ya hiciera Pekín durante los Juegos Olímpicos de 2008.

La normativa, que entrará en vigor a partir del 1 de marzo, incluye también la prohibición de esparcir basura en sitios públicos, utilizar el teléfono mientras se conduce o tirar desechos por la ventanilla de los coches, publica hoy la agencia oficial Xinhua.

Además, la medida explica que no se permiten los actos de “venganza” contra los ciudadanos que denuncien tales hábitos de sus convecinos y que infringir la ley en cualquiera de sus apartados podrá suponer multas de hasta 200 yuanes (unos 30 dólares) y quedar registrado con antecedentes criminales.

Aprobada casi ocho meses antes de que la ciudad, capital de la provincia de Zhejiang y a unos 180 kilómetros al sur de Shanghái, acoja la cumbre internacional los próximos 4 y 5 de septiembre, la normativa recuerda a lo ocurrido en Pekín cuando la metrópolis se preparaba para celebrar los Juegos Olímpicos de 2008.

Entonces una ley trató de frenar el hábito de los pequineses de lanzar esputos en la vía pública, con especial vigilancia en zonas turísticas como la plaza de Tiananmen, y se llegó a multar a decenas no sólo por hacerlo, sino por negarse a corregir la costumbre, muy extendida en este país.

Incluida en una regulación para la “promoción de comportamientos cívicos”, las autoridades de Hangzhou, una de las ciudades más importantes del delta del río Yangtsé y un popular destino turístico por su Lago Occidental o el Gran Canal Jinghang, buscan repetir ahora la jugada con el objetivo de preservar la belleza de la urbe.

Algo parecido intentó Shanghái años antes, en 2003, entonces por motivos de salud pública ante la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), sin que, como admite hoy Xinhua, se hayan conseguidos grandes resultados, en la línea de Pekín tras los Juegos.

Hangzhou será a partir de marzo el nuevo escenario para medir el éxito de la normativa, tanteada con suficiente margen de tiempo antes de que se celebre el encuentro de los presidentes y jefes de Gobierno de las principales economías industrializadas y emergentes.