De ballenas jorobadas

De ballenas jorobadas

El pasado jueves apareció en el periódico “El Día” una fotografía de una ballena jorobada de las que todos los años vienen a aparearse al Banco de la Plata. La noticia, originada en Samaná, destaca el atractivo turístico de las ballenas de este “santuario de mamíferos”. Esas ballenas emigran, desde Groenlandia hasta la bahía de Samaná, para cumplir con el rito cíclico biológico de aparearse y prolongar la vida de su especie. En la reseña del periodista José Miguel de la Rosa se nos informa que las ballenas saltan, acrobáticamente, ofreciendo a los turistas un espectáculo impresionante al que llaman “aeróbicos”.

También informa el periodista que ese santuario ecológico tiene ya 30 años de existencia; y que, según el Viceministro de Aéreas Protegidas, Daneris Santana, se esperan “40 mil visitantes al lugar”, desde hoy hasta el 15 de marzo. Unos recorridos en catamarán, son auspiciados por el Ministerio de Medio Ambiente. Mi esposa, al apreciar en la fotografía el tamaño enorme de la ballena y la reducida embarcación desde la cual observaban tres hombres, dijo: ¡Dios mío, cualquier coletazo de la ballena haría naufragar ese barquito; están demasiado cerca del animal! Parece que los promotores de turismo manejan bien el asunto de “la proximidad” entre hombres pequeños y animales grandes.

Observé la fotografía y leí la información con tristeza, pues me habría gustado estar en Samaná, de vacaciones, contemplando los cetáceos en aquella bahía maravillosa. ¿Las ballenas son cetáceos? dije maquinalmente; mi mujer respondió burlonamente: si no se han cambiado de partido. El pensamiento de ella ingresó de lleno entonces en los problemas de la política dominicana del momento: -Estamos hoy como ese barquichuelo; expuestos a que ciertos movimientos bruscos de las grandes potencias políticas hundan nuestro país.

Vivimos “jorobados” por la política exterior de gigantescos animales que se aparean todos los años, para proteger sus intereses y perpetuarlos. Sus cabriolas y “aeróbicos” han estremecido la RD. La belleza de las ballenas nos remite a la torpeza e ineficiencia de la MINUSTAH para resolver los problemas políticos de Haití. Ojalá que los líderes dominicanos no se descuiden y atiendan con esmero los vaivenes del catamarán en que navega este pueblo… pequeño, pobre, “noble y sufrido”.

 

 

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