Recababa datos sobre el precandidato demócrata de EEUU Bernie Sanders, cuando me sorprendió la derrota del presidente de Bolivia, Evo Morales, quien buscaba se aprobara una nueva reelección en un referéndum. La consigna del “No” a la reforma para facilitar la continuidad de Morales obtuvo 51.29%, mientras el “Si” cosechó el 48.71%. El aymara esperó hasta el final del recuento de votos y el miércoles asumió la derrota al decir que había perdido “una batalla, pero no la guerra.”
Sus logros.- Morales y su Movimiento al Socialismo (MAS) tienen las riendas de Bolivia desde 2006. Y forma parte del club, por decirlo de un algún modo, de presidentes latinoamericanos que últimamente han tratado de hacer germinar aspectos del socialismo. En este grupo se puede citar al fallecido Hugo Chávez y su pupilo Nicolás Maduro, el mandatario de Ecuador, Rafael Correa, Daniel Ortega de Nicaragua, Lula en Brasil, y José Mujica en Uruguay. Sobre Morales es bueno resaltar algunos de sus logros, como, por ejemplo, haber eliminado el analfabetismo en sus tres primeros años de gobierno. Aumentar PIB de 1,200 dólares a 3,000. Llevar a clase media 2.6 de los 10.5 millones de bolivianos. Y sobre todo, rescatar de la marginalidad la inmensa población indígena.
No era tiempo de referendo.- Con la llegada de Evo, Bolivia estatizó su gas y comenzó a multiplicar sus dólares. Aumentó los salarios disparando el consumo interno e impulsando la producción nacional. Este último paso hizo subir el bienestar social del boliviano, bien elogiado por el Banco Mundial. Pero en sus diez años en el poder la oposición le enrostra a Evo el mal estado de la justicia, los choques con la prensa, gastar millones en cosas banales como un satélite, la legalización del trabajo infantil, su personalismo, y últimamente, algunos escándalos de corrupción que involucran hasta familiares. De haber ganado la consulta, Evo, a quien todavía le quedan 3 años de gobierno, habría podido gobernar hasta el 2025. Luego del garrotazo, expertos estiman que la caída de Morales podría deberse “al cansancio del electorado” y la crisis que enfrentan los bolivianos. Ahora, Evo cree que no era el momento de la consulta.