Dicen que desde que se inventaron las excusas nadie queda mal, siempre y cuando, agrego yo, se trate de  excusas creíbles, porque si no es así las dudas quedan… Es el caso, por ejemplo, de la explicación ofrecida por el vocero de la Policía, el general Máximo Báez Aybar, al ascenso a sargento con el que fue favorecido un cabo de la institución que guarda prisión preventiva por estar involucrado en un asunto de drogas: un fallo en el sistema informático. Pero dejemos que lo diga, con sus propias palabras, el vocero policial: ”El cabo Montero Cuevas no había sido expulsado de las filas de la Policía Nacional porque el sistema no arrojó que estaba subjúdice, y al figurar con el tiempo que tenía con el rango de cabo, el sistema entendió que cumplía los requisitos y lo ascendió”. ¿Puede también achacarse a un “fallo del sistema” el  que muchos miembros de la institución que dicen  reunir  los requisitos para un ascenso se quedaron con la cara larga   el pasado 27 de febrero? Sería importante que eso se aclare, pues esos inconformes no encuentran otra explicación  a su “desgracia” que los favoritismos y el “negocio”  que, según dicen, siempre ha existido  alrededor de los ascensos, aunque cada jefe que llega promete que lo acabará. Porque  si es verdad que es “el sistema”, sin la intervención de “manos criminales”,  el que decide a quién  le corresponde ser ascendido hay que decir que, más allá de los eventuales “fallos técnicos”, estamos ante  una gran noticia, pues significa mayor transparencia en un tema que siempre ha sido objeto de  cuestionamientos y recurrentes denuncias de corrupción. Si eso es lo que está ocurriendo,  vale la pena poner las dudas a un lado y aceptar  como buena y válida la explicación  de Báez Aybar al ascenso a  un cabo  preso por drogas. Y, sobre todo, que  celebremos su anuncio  de que la Policía  tiene en fase de prueba un nuevo sistema de informática que evitará que esa clase  de errores, tan bochornosos,  vuelvan a repetirse.