Crean tecnología abriría nueva era para plantas de carbón

Crean tecnología abriría nueva era para plantas de carbón

Una nueva tecnología desarrollada por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por siglas en inglés) podría abrir una nueva era para la generación de electricidad a partir de este combustible fósil, según publica el diario español El Economista.

Investigadores del prestigioso instituto estadonidense han diseñado un sistema de producción que duplica la eficiencia respecto a las centrales de carbón convencionales (produce más con menos combustible) pero que, sobre todo, reduce en un 50% las emisiones por unidad de energía producida.

La clave de esta nueva tecnología es que combina la técnica de la gasificación con las denominadas pilas de combustible. En primer lugar, se hace pasar vapor a través de capas de carbón pulverizado. El resultado es que el mineral se gasifica, y libera partículas de monóxido de carbono e hidrógeno.

La gasificación es el proceso de convertir el carbón sólido en gas de síntesis, también llamado singas, que está compuesto de hidrógeno, monóxido de carbono y dióxido de carbono.

Ese gas es usado a su vez como combustible de un reactor: un dispositivo que crea una reacción a través de una membrana, que separa el oxígeno que está presente en el aire libre de la mezcla de monóxido de carbono e hidrógeno producida a partir del carbón.
Casi no consume energía. La reacción electroquímica libera entonces electrones que, convenientemente canalizados, se convierten en una corriente aprovechable de forma directa.

Por si fuera poco, ambos sistemas operan más o menos a la misma temperatura, por lo que apenas es necesario aportar energía: la reacción eléctrica genera el calor que necesita la gasificación, incrementando el saldo neto de producción.

Además, el carbono excedente del proceso se acumula en una corriente pura de gas, localizada y que es mucho más fácil de capturar que los gases procedentes de la quema de carbón convencional. Eso facilitaría, según sus creadores, el secuestro del gas de efecto invernadero y su almacenamiento lejos de la atmósfera.

Según indica la señalada publicación, el diseño final aún no ha pasado a la fase de experimentación pero, de triunfar, esta tecnología podría ayudar a cumplir los objetivos de reducción de emisiones que se necesitan para detener el cambio climático en aquellos países, como los emergentes, que no pueden permitirse aún prescindir del carbón.

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