Tambora, güiro, acordeón

Tambora, güiro, acordeón

La Facultad de Educación y Humanidades de la UNPHU celebró, la semana pasada, un coloquio acerca de la identidad cultural dominicana. Los organizadores del encuentro dividieron las intervenciones en tres aspectos fundamentales: el indigenismo, la africanía y la hispanidad. La porción relativa a los indígenas taínos, primeros pobladores de esta isla, tocó al buen amigo Manuel García Arévalo, un tema que él conoce con amplitud y precisión; el segundo tema fue abordado por Carlos Andújar Persinal, antiguo director del Museo del Hombre Dominicano, quien utilizó ilustraciones detalladas acerca de diversas culturas africanas, sus danzas características y ritmos musicales. Ambos asuntos son componentes esenciales de la historia y la cultura dominicana.
La tercera fase del programa fue desarrollada por el autor de esta columna periodística. Por gentileza de Manuel García Arévalo y de doña Germania Pellerano de Fiallo, fui poco menos que “conminado” a participar en esa exposición sobre la identidad de los dominicanos. Llevé algunos escritos míos conectados con dichos temas, como es el ensayo en seis partes y un apéndice, titulado: “Identidad persistente y mutante”. Pero no leí ningún trozo de dicho texto para no aburrir al público; también para no entrar en asuntos generales que nos apartaran de lo específicamente dominicano. No hay dudas de que somos “la resultante” de mezclas de razas y de culturas.
El conjunto musical típico de la República Dominicana, el “perico ripiao”, incluye tres elementos: tambora, güiro y acordeón. La tambora es africana, el güiro es taíno, el acordeón es un instrumento europeo. De los taínos quedan muchísimos nombres propios de objetos y lugares, el cazabe, la harina de catibía; y docenas de palabras que ingresaron a la lengua española después del descubrimiento de América.
Los expertos hematólogos han encontrado que un 12 o un 14 % de la población dominicana tiene sangre taína.
A pesar de que las diferencias entre “hispanistas” y “africanistas” suelen dar lugar a controversias muy ácidas, esta vez no ocurrió así. “Blanquistas”, “negristas” e “indigenistas”, no se agredieron en el auditorio. Les dije a los presentes que todas las exposiciones serían en lengua española, no en taíno, ni en suahili. Finalmente, quedó bien claro que el merengue tiene melodía hispánica y acompañamiento africano.

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