En la educación se fundamenta desarrollo sostenido Costa Rica

En la educación se fundamenta desarrollo sostenido Costa Rica

Almuerzo de Medios de Comunicaciones Corripio, con la participación de Laura Chinchilla Miranda, ex-presidenta de Costa Rica, Ryan Larrauri, rector de Barna, Escuela de Alta Direccion, Aura Caraballo, Directora de Mercadeo y Comunicaciones Barna y Saraida de Marchena, Presidenta de Markatel. Hoy/Arismendy Lora

No es por casualidad que Costa Rica es uno de los países de la región que registra los niveles más altos en desarrollo humano; en su devenir se conjugaron factores como la independencia de la España colonial sin enfrentamientos, un primer presidente de profesión maestro, la abolición del Ejército en 1948, la inversión del 6% del PIB en educación desde hace 40 años, y la enseñanza de inglés como segundo idioma y de tecnologías de la información desde 1996.
La expresidenta de ese país, Laura Chinchilla, es quien resume los hechos que mantienen a esa nación centroamericana como modelo de desarrollo, aunque sin dejar de reconocer los desafíos que tiene por delante por la desigualdad que aún impera, y por problemas de gobernabilidad causados por luchas de poder entre las instancias públicas y las minorías.
Al participar ayer en el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio explicó cómo las desventajas de la antigua colonia, la menos favorecida en términos de riquezas, se convirtieron en sus fortalezas.
“Costa Rica era una de las colonias más alejadas de los principales centros de poder en su momento. Cuando los conquistadores llegaron se dieron cuenta que no teníamos los grandes yacimientos de oro ni una gran mano de obra indígena a quien explotar.
“Eso se convirtió en nuestra fortaleza porque quienes llegaron comprendieron muy rápidamente que la única forma de producir riquezas era trabajando ellos mismos la tierra, lo que evitó una concentración de la propiedad, tan nefasta en nuestros países”.
Mientras América Latina ha sido marcada por una gran desigualdad social, Costa Rica se desarrolla más bien como una sociedad muy homogénea, expresó Chinchilla al destacar que su país creció como una nación de pequeños productores, “lo que permitió que nos fuésemos constituyendo en un país de clase media”.
Y donde hay clase media florece la democracia, de modo que ese desarrollo socioeconómico es el que va alimentando a su vez instituciones democráticas, afirmó la exmandataria.
“También en su momento se tomaron decisiones importantes como la abolición del Ejército, hace casi 70 años, eso nos permitió que los recursos de una nación que todavía era bastante pobre se asignaran a la educación y a la salud, al desarrollo humano.
“Pero eso estaba antecedido por algo más que quiero agregar, y es que en realidad en Costa Rica el Ejército nunca tuvo mayor importancia. Las luchas de independencia en nuestros países las libraban los generales, pero como nadie se metía con nosotros, nuestra independencia nos llegó en mula y por correo, nos notificaron que éramos independientes”.
Chinchilla explica además que el primer presidente de su país fue un maestro, lo que contribuyó a que se convirtiera en la primera nación del hemisferio en declarar la educación como un derecho humano de acceso universal.

“Entonces yo diría que esa conjugación de factores hizo posible que Costa Rica se desarrollara como una sociedad muy homogénea, sin grandes conflictos internos, muy pacífica por la abolición del Ejército. Siempre hemos estado dispuestos a negociar, porque el único instrumento para solucionar las disputas es la política”.
Reducir la desigualdad, un desafío. Cuando Costa Rica decidió abrirse a los mercados su economía cambió sustancialmente y se incrementaron las riquezas. Sin embargo, no todos se beneficiaron por igual, afirmó Chinchilla, quien lamentó que se incrementara la desigualdad social.
Afirmó que eso rompió con una tradición de igualdad que caracterizaba a la sociedad costarricense, y ese cambio repercutió en la política, porque al ampliarse la brecha de desigualdad la gente no se siente conforme con los gobernantes, dijo.
A pesar de esas puntualizaciones está convencida de que a su país le faltan muy pocas cosas para llegar al nivel más alto de desarrollo en la región.
¿Democracia en demasía? A sabiendas del riesgo de hacer este planteamiento, Chinchilla se preguntó hasta dónde es buena la democracia, precisamente para expresar los problemas de gobernabilidad que afectan a su país.
“A algunas de las democracias liberales del mundo y otras que se toman en serio el concepto se les fue la mano, porque la democracia es buena hasta donde no rompemos con una regla fundamental, que es la de gobernar a partir de la voluntad de las mayorías”, expresó.
Cuando la voluntad de las mayorías se rompe por tratar de respetar, en extremo, a las minorías, “empezamos a meterle a la democracia una serie de mecanismos que a lo único que llevan es a la parálisis del proceso de toma de decisiones. Y eso es lo que ha pasado en Costa Rica”.
Con tono de lamento expresó que los gobernantes llegan con sus compromisos de hacer cosas, y todas esas minorías que llegan al Congreso impiden la toma de decisiones.
“Yo pasé mis tres primeros años tratando de pasar una reforma tributaria que era indispensable, y fue terrible, además de que no se puede corromper el voto, eso es imposible.
De manera que ese trabamiento del proceso de toma de decisiones hace que las minorías obstaculicen determinados proyectos, aunque sean importantes para la sociedad, dijo.
“Cuando eso pasa el país no puede avanzar, y eso no está bien, porque a los presidentes hay que dejarlos que tomen decisiones”.
No volverá a postularse. Aunque Chinchilla tiene la posibilidad de postularse para otro mandato presidencial, no lo volverá a hacer porque para ella ese tema está cerrado pues representa el final de su carrera política.
Su pasión, más que la política, era la gestión pública, expresó al resaltar que le dieron la oportunidad de ocupar varios puestos y culminó su carrera de casi 25 años con el ejercicio de la Presidencia de la República.
La exmandataria expresó que cuando los cargos públicos se ejercen con honestidad hay un sacrificio económico muy grande, más allá del que impacta a las familias.
Cuando hizo esa reflexión afirmó que lo primero que hizo al dejar la Presidencia fue ir a un banco a pedir un préstamo para costear los estudios universitarios de uno de sus hijos.
“Coincidió la salida del Gobierno con la entrada de mi hijo a una prestigiosa universidad, y nadie le iba a dar una beca al hijo de una expresidenta”.
En cuanto a lo logrado afirmó que hizo lo que pudo, aunque precisó que la política ha sido para ella un gran aprendizaje antropológico porque ha podido conocer la naturaleza humana. “Hice muchas cosas lindas por mi país aunque muchos no lo reconozcan, y es así porque la política es un poco ingrata. Hay que esperar un poco la historia para que la valoración de un Gobierno sea lo más justa posible.
“Yo duermo tranquila porque sé que lo hice con honestidad. Sí quedaron cosas, pero no son suficientes para que me hagan volver a la Presidencia”.

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