Felicitaciones

Felicitaciones

Claudio Acosta

Felicitaciones.- Sean mis primeras palabras de esta sabatina columna para felicitar por su excelente trabajo a los agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) que ayer en la tarde (des) controlaban el tránsito en la avenida Tiradentes, entre la 27 de Febrero y la Kennedy, en sustitución de los obsoletos y estúpidos semáforos. ¡El tapón les quedó chulísimo!
Hormonas milagrosas.- Soy un profano en economía, para mi tan inescrutable como la quiromancia, y como en este oficio no hay mejor antídoto contra las metidas de pata que no escribir de lo que uno no sabe ni entiende no me aventuro nunca por esos laberintos. En esta ocasión haré una excepción, pero no será para hablar propiamente de esa ciencia sino de “milagros económicos”, como definen algunos econonistas del patio las cifras que año tras año ofrece el Banco Central sobre el crecimiento de nuestra economía. Un milagro que no obstante su incredulidad volvió a producirse, pues de acuerdo a cifras preliminares la economía dominicana creció un 6.6% en el 2016, superando por tercer año consecutivo el nivel registrado por los países de Amérca Latina. A partir de ahora vendrán las explicaciones y contra-explicaciones de los que defienden y cuestionan ese 6.6%, o mejor dicho la manera de calcularlo, pero como no entiendo ni a los unos ni a los otros nunca he sabido quién tiene la razón. Pero cuando ayer leí los enormes titulares de primera plana festejando el excelente desempeño de la economía dominicana me sentí tentado, por primera vez, a darle una explicación a lo que para algunos parece inexplicable por mas que calculen y calculen: las hormonas de crecimiento. Estoy seguro de que no estarán de acuerdo los economistas ni, por supuesto, el Banco Central, pero también lo estoy de que para el ciudadano común, que no siente ese crecimiento en sus bolsillos, esa disparatada explicación es tan buena como cualquier otra.

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