Inmunoterapia para controlar las crisis

Inmunoterapia para controlar las crisis

La inmunoterapia, o “vacunas para alergia”, tiene como objetivo disminuir la hipersensibilidad a las sustancias que se están administrando, que ya han sido identificadas previamente como las causantes de los síntomas del paciente. El objetivo de esta “desensibilización” es generar una tolerancia al alérgeno, traduciéndose esto en una mejoría o resolución completa de los síntomas del paciente. Es un tratamiento personalizado, ya que se diseña a la medida de cada paciente según sus sensibilizaciones.
El simple hecho de tener una condición alérgica no es indicación directa de iniciar inmunoterapia, ya que existen algunas contraindicaciones como son la presencia de asma grave o que no se controla con las medicaciones habituales. Es por esto que el tratamiento inmunoterápico debe ser iniciado lo antes posible, antes de que aparezcan los síntomas de gravedad y modificaciones en la vía respiratoria que sean incurables.
La inmunoterapia, desde el punto de vista de su composición, es inocua en la mayoría de los casos, ya que están producidas por las mismas proteínas de los alérgenos con los que el paciente contacta diariamente en su entorno.
Los procesos de fabricación son muy estrictos, sobre todo en lo concerniente a la esterilización, y el riesgo de toxicidad por aditivos es poco probable, ya que suelen usarse fenol, hidróxido de aluminio o glicerina.
El único riesgo de su administración se deriva de que el paciente estará recibiendo un compuesto con las proteínas a las que es alérgico, pudiendo aparecer en algunos pacientes, de forma inmediata a la administración de la inmunoterapia, los síntomas propios de su enfermedad alérgica, ya sean nasales, oculares o bronquiales.
Esta es la razón por la que el alergólogo mantiene en observación al paciente durante un tiempo tras la administración de las dosis, lo que permitirá identificar y tratar tempranamente cualquier efecto adverso.

La incidencia y gravedad de estos efectos se reduce significativamente cuando se administra la inmunoterapia en unidades especializadas de alergología; es por esto que la composición de la inmunoterapia, y su administración, deben estar a cargo de especialistas alergólogos cualificados.
La duración promedio de la inmunoterapia es de 3 a 5 años.

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