Ha pasado casi un mes desde que Wall Street dio un paso hacia la adopción de bitcoin como propia con el lanzamiento de contratos de futuros liquidados en efectivo. Los resultados no han sido estelares.
Promocionada como el “Oro 2.0”, bitcoin no ha funcionado así: su precio en dólares ha caído cerca de un 20 por ciento desde un máximo a mediados de diciembre, mientras que su volatilidad ha aumentado a su nivel más alto en dos años.
Puede que bitcoin sea parte del firmamento financiero, como lo expresó un administrador de fondos de cobertura, pero todavía es tremendamente impredecible.

Mientras tanto, la atención se ha desplazado a un competidor de bitcoin que está absorbiendo una gran cantidad de oxígeno de negociación en la habitación: ripple.
El precio de esta ficha digital ha aumentado un 240 por ciento en el último mes. No importa que en términos absolutos esto signifique un incremento de aproximadamente 70 centavos a US$2,40, o el precio de una taza de café.

El cálculo de ficción de la capitalización de mercado de las criptomonedas significa que la oferta circulante de ripple, combinada con un monto adicional en su tesorería, ha convertido a su presidente en el primer multimillonario mundial en papel.
Han surgido grandes cantidades de palmadas en la espalda y el entusiasmo de la industria en medio de alardes de que la tabla de posiciones de las criptomonedas se ha visto trastornada.
Una explicación caritativa podría ser que, a medida que los reguladores enfrentan una presión adicional para responder al frenesí mundial de las criptomonedas, el mundo ha despertado repentinamente al potencial de las favoritas de los maestros como ripple sobre rebeldes anti bancarios como bitcoin.

La tecnología de contabilidad distribuida de ripple mueve los pagos entre los bancos y se ha promocionado a sí misma como amiga de los reguladores. Se descubrió que el Banco de Inglaterra la usó el año pasado, y cortésmente la calificó de “útil”, pero aún no lo suficientemente madura para reemplazar su actual sistema de pagos interbancarios.

Gadfly argumentó antes que los blockchains amigables con los bancos parecen más experimentos esperanzadores que productos listos para su adopción real. Pero para algunos fanáticos de las criptomonedas, estos experimentos de los reguladores pueden ser un respaldo suficiente.

Una visión menos caritativa podría sugerir que esto se parece más a otro momento de locura especulativa en un mercado dominado por inversores individuales, no por instituciones.

Ripple ha existido durante cinco años, y se ha negociado a centavos durante la mayor parte de ese tiempo. Apenas en mayo de 2017, un ripple valía 10 centavos. Los recientes aumentos de precios estuvieron acompañados por consejos de boca en boca y rumores en las redes sociales de que más mercados pronto incorporarían ripple (este tipo de cosas usualmente impulsan una ficha).

Cuando Coinbase efectivamente descartó esos rumores, ripple se hundió: ha bajado alrededor de un cuarto desde su máximo del 4 de enero.
Si la señal es que el modelo centralizado y amigable con las empresas de ripple tiene mucho más espacio para avanzar que el de bitcoin, esta fue ahogada por el ruido.