“¡No ha habido tal fracaso!”

“¡No ha habido tal fracaso!”

Sumido en sus propios pensamientos, Píndaro disfruta de los pasajes más recientes de nuestra historia… Sin embargo, una profunda preocupación lo abate… Dentro de su propio yo, la lluvia de información local e internacional lo ha transportado a los años en que el tirano Trujillo hacía de las suyas y la comunidad internacional hacía esfuerzos por encontrarle las tres patas al gato… Ensimismado, balbucea unas –aparentemente incoherentes- palabras: “Chucho, Jacinto y José han estado sentados bajo una mata de plátano… Luego de varios encuentros -motivados por buenos y laudables deseos de los dueños del platanal y a los que han invitado también a un remendón de calzados y a otros varios amigos del área… Están teniendo la vivencia de que las fragmentadas hojas del plátano no les cubren lo suficiente para hacer sombra, porque no es verdad que el sol sale para todos y esto es una máxima de los pueblos… Por lo menos eso es lo que se cree…”.
“Una parte de los amigos allí reunidos ha asistido para ver en qué medida de verdor están los plátanos, mientras otros están conscientes de que, por más que lo intenten, algunos racimos les caerán en sus cabezas antes de preservar sus cepas para futuros esfuerzos de cultivo… Saben de sobra que lo podrido sólo sirve para un buen plátano en caldero…”.
“Mientras el hacha va y viene, la carreta que transporta a los invitados ha tenido que conformarse con pasar varios lodazales mientras salpica a algunos de ellos… El control mediático ha hecho que, al final de esos encuentros, sólo un segmento de los invitados acaparen los flashes queriendo cantar victoria y proyectar así a varias naciones, y a su capataz allá, la difícil verdad de que han alcanzado un acuerdo…”.
“Pero –continúa Píndaro- es que no ha habido diálogo entre ellos… Se han lanzado al vacío puntualizaciones de parte y parte, aprovechando que los propietarios de la finca están en la mejor disposición de brindarles su cafecito sin horario y así saciar sus antojos… Sólo han puntualizando sus extremos deseos –uno con sobrada razón porque han sido y siguen siendo maltratados como pueblo, y otros con sonrisa de bufón-… Al final de una bien intencionada mediación, sólo les quedó dejar abiertos los trillos de la finca para cuando se quiera caminar con la verdad se monten de nuevo en la carreta, a través del platanal hasta llegar a la sombra…”.
“Despierta Píndaro! –grita Herminio- ¿Cómo es posible que pierdas tu tiempo en ese tema que sólo te distrae de los verdaderos problemas que tendremos que enfrentar durante este año en que acabamos de montarnos?”… Como un torpedo, Píndaro abre sus ojos -los cuales ha tenido inmersos en sus propias conclusiones-, y le responde: “Es que ha sido tan fuerte el resultado, que este no ha sido tal… Nos han querido vender la idea de que han fracasado…”.
“¿Cómo así? –pregunta Herminio-… ¿Que han fracasado?… Nooooo… No ha podido haber un fracaso –y de eso pueden estar seguros Chucho, Jacinto y José –no sé si el remendón de calzados lo cree así-… Para mí, jamás pudo haber un diálogo cuando uno de los campesinos de antemano nunca tuvo el buen deseo de aceptar los principales tópicos a tratar… Ya su capataz lo había expresado antes públicamente, mientras en su lanzamiento de campaña se vendía como el único platanero de su país… olvidando cuán podrido ha estado…”.
“Es más –continúa Píndaro- si yo fuera el capataz de la finca local no permitiera que en lo adelante que me cogieran asando batatas porque, ante todos y el mundo, hay cosas en esta finca más importantes que estar haciéndole el juego a otros… A otros que, inexorablemente, verán llegar a madurarse sus plátanos y no podrán justificar su podredumbre, ya que ni siquiera un buen mangú podrán comerse…”.
“Entonces, Píndaro –interviene Herminio-… ¿Mantienes tu teoría de que aquí no ha habido tal fracaso?”…
“Así mismo –certifica Píndaro-… Podemos estar tranquilos… ¡Si no ha habido un diálogo real y sincero, sino una posición calculada para imponer criterios de antemano a una de las partes aprovechándose de la sombra de una sana y bien intencionada mata de plátano, jamás se puede afirmar que hubo fracaso!”.

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