Parece que los únicos que apoyan el levantamiento a las restricciones a la venta de bebidas alcohólicas en lugares públicos, además de los propietarios de esos establecimientos, son los bebedores, que desde el sábado pasado están en “modo etílico” hasta el próximo siete de enero. Ayer la Sociedad Dominicana de Ortopedia y Traumatología convocó una rueda de prensa para expresar su rechazo a la decisión del Ministerio de Interior y Policía, con el argumento de que la eliminación de esas restricciones en Navidad y Año Nuevo elevará aun mas la violencia y los accidentes de tránsito, que en este país son considerados un grave problema de salud pública que provoca que cada año muera un promedio de 3,500 personas. El doctor Julio Landrón, su presidente y vocero, dijo que en cada accidente de tránsito media, por lo general, la ingesta excesiva de alcohol y las violaciones de las leyes, por lo que pidió dar marcha atrás a la decisión. Pero el rechazo mas relevante y significativo ha sido el del Director de la Policía Nacional, el mayor general Ney Aldrin Bautista, quien sorprendió a la opinión pública al declarar que tampoco está de acuerdo conque se permita a la población beber sin límites de horarios debido a que afecta la operatividad de la institución obligándolo a disponer intervenciones mas extensas, que elevan sus costos. Su queja debería convencer al Ministerio de Interior y Policía de la irracionalidad que constituye levantar las restricciones a la venta de bebidas alcohólicas en un periodo en el que su consumo se convierte en fuente de dolor y sufrimientos para la familia dominicana, como nos recuerda Casa Abierta en un comunicado en el que también se opone al libertinaje irresponsable promovido desde el Gobierno.