La violencia en sus diferentes manifestaciones está llegando a niveles que llaman a preocupación, por lo que podría convertirse en una “bomba de tiempo” para la gobernabilidad y la seguridad ciudadana en el país, afirmó la antropóloga Tahira Vargas.
Al analizar los últimos casos registrados, la investigadora social expresó que es necesario adoptar políticas públicas efectivas que impacten en la sociedad en su conjunto.
De igual manera, instó a poner mayor atención al tema de la posesión de armas de fuego, así como al machismo, causante de los casos de feminicidios que últimamente no solo afectan a la pareja, sino a otros miembros de la familia.
“Estos problemas de violencia están afectando la seguridad ciudadana. La sociedad necesita ser intervenida porque esto se puede convertir en una bomba de tiempo en cuanto a la gobernabilidad y la seguridad”, precisó.
Desde su óptica, el Gobierno invierte cuantiosos recursos en la seguridad ciudadana en acciones dirigidas a combatir la delincuencia común cuando los principales agresores son personas cercanas, sobre todo, en el caso de las mujeres a manos de sus parejas. “El trabajo debe ser en otra dirección porque con quien estamos en condición de riesgo, en especial, las mujeres, es con las personas más cercanas, personas con las cuales se tiene una relación afectiva o de amistad”, afirmó Vargas, consultada por reporteros de HOY. Explicó que cuando se habla de inseguridad ciudadana, automáticamente se asocia a la criminalidad, pero que el panorama ha ido cambiando toda vez que los últimos sucesos están vinculados a relaciones primarias o de uniformados.
Factores. “Entonces, en esta complejidad, los aspectos comunes son el tema de la masculinidad y el porte de armas de fuego”, precisó la especialista.
Advirtió que el problema se está escapando de las manos.
“Es urgente el control de las armas de fuego, tanto de la población civil como militar”, enfatizó.
De igual manera, refirió que hay muchos casos de uniformados involucrados en hechos de violencia, lo cual también debe ser enfrentado con acciones concretas.

Programas. La investigadora social considera fundamental la aplicación de programas educativos enfocados hacia la población masculina; adolescentes y jóvenes en todos los sentidos a fin de lograr cambios de conducta machista.
A su entender es precisamente este segmento poblacional el que incurre con mayor frecuencia en casos de violencia.