Crisis por pequeñeces y obsesiones

Crisis por pequeñeces y obsesiones

Los grandes acontecimientos, crisis incluidas, suelen estar precedidos de pequeñeces, muchas veces obsesivas. Neil Amstrong cuando pisó la superficie lunar en 1969 se refirió al «pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad». El refranero español nos lega que “quien siembra vientos cosecha tempestades”.
Se observa en el arte. Roberto Carlos cantó “Detalles” y Julio Iglesias a “esas pequeñas cosas que van haciendo una vida”. En el deporte repercuten: La salida improvisada de Bartolo Colón con las AC profundizó la crisis del equipo, afectó la carrera del gerente general y probablemente la de él mismo. El privilegiado contrato entre Licey y Hanley Ramírez ahondó la crisis del equipo; y sus actitudes pueden dificultar su reingreso a la MLB.
Y por supuesto, sucede en política y economía. ¿Hasta dónde provocará una crisis las obsesiones del presidente norteamericano, que tanto éxito venía teniendo en la economía y en el rompimiento de esquemas estereotipados, hipócritas y oportunistas, del “stableshment”, en el nombre de una cursilería izquierdista, socialista y “moderna”, excusatoria de corrupción e inmoralidades?
Estamos pensando en las obsesiones excesivas de la “ideología” de América Primero que está causando crispaciones en el ordenamiento global, amenazando el crecimiento económico mundial. Y en su máxima obsesión: el cuestionado muro con México que ha generado conflictos entre los poderes Ejecutivo y Legislativo norteamericanos, la no aprobación presupuestaria y el cierre de la administración gubernamental de la potencia más determinante en nuestras latitudes.
Esas obsesiones vienen acompañadas de aparentes acciones aisladas pero asociadas, derivadas o paralelas que acentúan crispación internacional: guerras arancelarias y comerciales, amenazas desintegrantes de la UE-Brexit, separatismos y rebeliones a normativas-problemas migratorios y resurgimientos de neonacionalismos, temor de explosiones por sobreendeudamientos. Todos conducentes a contracción y volatibilidad económicas.
Nuestra nación no está blindada ante estas amenazas. Su equilibrio fiscal y estabilidad económica depende en gran medida de un endeudamiento en saturación y un orden internacional encaminándose a “condiciones financieras más restrictivas”, para utilizar el lenguaje fondomonetarista.
Encarar eventualidades derivadas de esta situación requiere políticas prudentes, menos obsesivas, a las hasta ahora paradigmáticas seguidas por el gobierno. El Presupuesto 2019 sigue contemplando gastos corrientes consumidores de prácticamente la totalidad de las recaudaciones como consecuencia de la falsa obsesión sociopopulista de “disminuir la pobreza” mediante empleos públicos y subsidios improductivos; siguiendo el mal e inútil ejemplo brasileño.
Y haciendo necesario endeudarse para amortizar vencimientos de deuda e invertir para mantener, obsesivamente, crecimientos económicos sin ponderar que la deuda ha crecido casi dos veces más rápido que el PBI,64%vs.34%, durante la presente gestión(2012-2018).
Obsesiones que deben removerse para evitar crisis costosas y dolorosas.

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