Desde hace tiempo sabemos que de sorpresa no tienen nada, pues hay que prepararlas y coordinarlas previamente para que nadie desentone ni se salga del guión, lo que permite al aparato propagandístico del Gobierno servirse a su gusto. Igualmente sabemos que las visitas semanales del presidente Danilo Medina a las comunidades del país más empobrecidas, que se han convertido en el emblema que distingue y enorgullece a su gestión, nunca fueron pensadas para que allí estuvieran presentes los medios con sus cámaras, sus luces y sus preguntas impertinentes. La expulsión de los reporteros del noticiero de Telesistema, Canal 11, del encuentro celebrado por el mandatario el pasado domingo en una comunidad de la provincia de Dajabón ha permitido que nos enteremos de que esos encuentros son también “pedagógicos”, como los describió el portavoz de la Presidencia Roberto Rodríguez Marchena, quien dejó muy claro en una llamada que realizó a un popular programa de radio que la presencia de cámaras y periodistas son un estorbo. ¿Pero quién le enseña a quién? Lamentablemente el Portavoz Presidencial, quien pidió comprensión a los medios que insisten en que tienen derecho de estar ahí porque son actos públicos, no lo explicó lo suficiente ni ofreció mayores detalles sobre el particular. Cualquiera se siente tentado a comprarle el argumento al doctor Rodríguez Marchena si no fuera por que el presidente Medina se muestra alérgico a la prensa en todos los escenarios a los que comparece, no solo en sus visitas semanales a campesinos y pequeños productores, y todo indica que no tiene intenciones de cambiar esa “política”. Pero al menos ahora sabemos que, además de “sorpresivas”, son también pedagógicas. ¡Qué maravilla!