El economista Miguel Ceara Hatton consideró ayer que una investigación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) confirma un tema que se ha discutido mucho en la sociedad dominicana: la desigualdad en el país aumenta, a pesar del crecimiento económico.
“El gran problema de la economía dominicana es que crece, genera pocos empleos y el empleo que genera es de mala calidad. Eso se ha profundizado con el tiempo”, dijo.
Según la CEPAL, en el estudio “Panorama Social de América Latina”, República Dominicana fue el único de 14 países estudiados que empeoró la desigualdad socioeconómica.
Resaltó que todos los indicadores institucionales del país se han deteriorado en los últimos años.
Señaló que el Banco Central citó que el Índice de Desarrollo Humano había aumentado el año pasado, pero precisó que en todos los países del mundo ese índice subió, pero en el caso de República Dominicana “nuestra posición se deterioró más”.
Eso significa que el país aumentó mucho menos en ese índice que el resto del mundo, expresó.
Recordó que a principios de la década del 2000 la desigualad y la pobreza aumentaron en el país, debido a una crisis financiera que obligó al rescate bancario, lo que provocó un aumento de la emisión monetaria que se convirtió en inflación y devaluación.
Señaló que en la actualidad, por el contrario, el país no está en una crisis económica, pero la situación de desigualdad socioeconómica sigue aumentando.

A su juicio, el gran problema de la sociedad dominicana es la desigualdad social.
Explicó que la desigualdad tiene una infinita cantidad de ramificaciones e implicaciones en la sociedad que origina un deterioro social.
Explicó que “tenemos la dinámica de funcionamiento de un modelo económico que genera desigualdad y exclusión social”, por lo cual la economía crece con pobreza y desigualdad.
Abogó por un cambio del modelo económico.
Violencia social
Miguel Ceara Hatton cree que la violencia social que vive el país es consecuencia de la desigualdad socioeconómica, la que incluye la impunidad, que es su expresión más aberrante. “Lo primero que hay que enfrentar es el régimen de corrupción e impunidad, en segundo lugar cambiar la calidad del gasto para que tenga legitimidad y, en tercer lugar, la existencia de un liderazgo moral”, dijo. Precisó que ese liderazgo deber ser capaz de romper con la estructura de valores de la sociedad.