Lo prometido es deuda: el pasado sábado ¨conversamos¨ de unas conferencias dictadas por el distinguido neurólogo argentino Facundo Manes y prometimos continuarla. Hoy seguimos con el tema de las neurociencias en base de sus conferencias. Queramos o no, con el avance en estos campos del saber se plantean muchos aspectos éticos de las consecuencias de estas investigaciones sobre nuestro cerebro. ¿Se podrá incrementar la mente y la cognición, con drogas y sustancias artificiales que potencialicen mañana la atención y la memoria? Ahora estamos preocupados por la invasión de nuestra privacidad, porque sabemos que algunas compañías pueden saber qué indagamos en Facebook, Instagram y en Twitter y sabemos que escudriñan en violación a nuestra privacidad y esto no es futurismo no es ciencia ficción, ya que esa tecnología expectante va a poder leer mañana algunos de nuestros pensamientos.
Algo que las neurociencias nos han ayudado a comprender es la memoria la cual es tan importante para la enseñanza. Hoy sabemos que la memoria no es una ¨¨cajita¨¨ que tenemos en el cerebro donde almacenamos los recuerdos. Todos tenemos memoria de la infancia feliz, del primer beso, de unas buenas notas, de un agradable paseo, pues hoy sabemos que esa cajita no existe. El cerebro funciona en ¨redes¨ y hay diferentes tipos de memorias. Como trabaja en red, para cada tipo de memoria hay un entramado de ellas más importante que para otras. Por ejemplo, un tipo de memoria es la memoria episódica, esta memoria es el dónde hay un dónde y un cuándo. Ejemplo, recuerdo que ayer cené con unos amigos en mi casa, es el dónde, el cuándo, ayer en la noche, esta la memoria episódica. La memoria semántica es otro tipo de memoria: sin haber ido a la Argentina, sabemos que Buenos Aires es su capital. Esa memoria semántica es el qué, no recordamos cuando estudiamos lo de Buenos aires, es el qué. Ejemplo de ello: este es un periódico que leo, es el Hoy y lo estoy leyendo en papel o en digital, como vemos en esta memoria no hay un dónde ni un cuándo, solo un qué que identifica el objeto físico en ese momento de mi acción.
A usted le dan un número de teléfono que le interesa, lo copia en su celular, ese número usted lo recordará por un tiempo corto, tal vez segundos. Este es otro tipo de memoria: es la llamada memoria de trabajo, es una memoria online, que nos permite mantener información en nuestras mentes sólo por unos instantes y después desparece.
Hay una memoria procedimental, de ella un ejemplo: cuando volvemos a montar en bicicleta, es una memoria facilitada por la experiencia, otro ejemplo: cuando comemos y usamos los cubiertos, se hace de una manera automática. Aun pacientes con la Enfermedad de Alzheimer, que no saben que es un tenedor ni un cuchillo pueden comer bien con cubiertos, porque esa memoria, la procedimental (motora, intelectual) está basada en la experiencia y desaparece más tardíamente, participa en el recuerdo de las habilidades motoras y ejecutivas. El gran estudio de la memoria no se generó desde las neurociencias, luego las investigaciones corroboraron esto, sino que partió de un genio de la literatura, Gabriel García Márquez, quien dijo:¨La vida no es la que vivimos, sino como la recordamos¨; luego las neurociencias han demostrado esto con numerosos experimentos. La memoria tiene tres etapas: la primera es la atención, no se podrá recordar si no se focalizó el cerebro poniendo atención, no podemos recordar nada sin primero poner vigilancia. El segundo paso es la codificación, el tercer paso es la evocación espontánea.
Hoy sabemos que cuando evocamos un recuerdo, la memoria se hace inconsistente y se puede reconstruir, la memoria no es una cámara de fotos. Es decir, que al evocar una memoria la reconstruimos. La memoria nuestra es uno de los elementos más creativos que existen, es un documento variable que se enriquece cada vez con nuevos datos y vivencias. Es la memoria la que nos hace seres sociales debemos cuidarla con mucho celo.