Si hay alguien que sabe, como ella misma proclama, cómo es que se bate el cobre en la Cámara de Diputados, esa es Lila Alburquerque, la que no coge corte, y no solo por su dilatada experiencia en la Cámara Baja, que llegó a presidir, sino porque se formó a la sombra del doctor Joaquín Balaguer, el viejo zorro de la política criolla cuyo “librito” aún mantiene toda su vigencia. Por eso hay que ponerle atención cuando afirma que en el Congreso “todo es posible” si en algún momento se decide modificar la Constitución para habilitar al presidente Danilo Medina para un tercer mandato, aunque señaló que hasta donde ella sabe en el bloque del PLD ni en el Palacio Nacional ha escuchado que existan esos aprestos. “Es mas, hasta he preguntado sobre el tema y me responden eso es mentira, porque nadie está hablando de eso. Nosotros y el presidente Medina lo que estamos es en trabajo”. Quien quiera creerle a Lila Alburquerque, la que no coge corte, puede hacerlo, pues al fin y al cabo la ingenuidad es un derecho ciudadano que todos estamos en libertad de ejercer, pero que se sepa que en política está contraindicada porque siempre conduce a grandes decepciones y desilusiones. Yo solo me limito a recordar aquí que lo que en estos casos recomienda el “librito” de Balaguer, que estoy seguro reposa abierto, como si fuera una Biblia, en la mesita de noche de los dos principales líderes del PLD, es que el interesado en reelegirse debe negarlo con vehemencia, como si en ello se jugara la vida, hasta que las circunstancias lo obliguen a definirse en un sentido o en otro, pues esa es la última puerta que un Presidente dominicano debe cerrar si quiere conservar a su lado, hasta que caiga el telón, la “troupé” de adulones y cortesanos que evitarán que se muera de soledad.