Quienes beben alcohol por lo general aprenden de la manera difícil cuánto es demasiado, generalmente en la adolescencia o pasados los 20 años, pero en la adultez no están interesados en aprender la misma lección en el caso del cannabis.
Ese es el desafío para una industria que busca captar usuarios nuevos o inexpertos a medida que se extiende la legalización en todo el mundo. Es particularmente abrumador para los fabricantes de refrescos con infusión de cannabis, que están interesados en participar en una categoría que, según la firma de investigación Canaccord Genuity Group, tendrá un valor de 600 millones de dólares en EU para 2022.
Ese potencial ha atraído a grandes compañías de alcohol. La sociedad más conocida es la participación de 38 por ciento de Constellation Brands en Canopy, la mayor empresa de cannabis por valor de mercado, por la cual pagó unos 4 mil millones de dólares. La cervecera Anheuser-Busch InBev formó una alianza de investigación con Tilray, en la que cada una invertirá hasta 50 millones de dólares, y Molson Coors se unió a Hexo, con sede en Quebec.
Todas estas compañías buscan desarrollar bebidas de cannabis que puedan competir con el alcohol, pero hay un problema: la mariguana no es como el alcohol.
El alcohol es soluble en agua y el cannabis no, lo que significa que el alcohol se absorbe rápidamente en el torrente sanguíneo, mientras que los comestibles y bebidas de cannabis se metabolizan mucho más tarde en el proceso digestivo. Esto lleva a que los usuarios inexpertos consumen un poco y no sienten nada, por lo que consumen más y una hora más tarde están mucho más drogados de lo que querían.
El problema del tiempo de inicio (y el tiempo que tarda el efecto en desaparecer) es uno de los mayores desafíos y puede ser una de las razones por las que los productos actualmente constituyen una pequeña parte del mercado legal de mariguana: menos del 0.5 por ciento de las ventas totales en EU, según BDS Analytics.
Muchos en la industria creen que la clave para la aceptación generalizada es crear una bebida que se pueda tomar dos o tres veces durante unas pocas horas, tal vez con amigos que beben alcohol, mientras disfrutan de un efecto moderado.
Hacer que los compuestos de cannabis sean solubles en agua para que actúen como el alcohol será clave para mejorar el tiempo de inicio, pero la mayoría de la industria coincide en que no existe una varita mágica tecnológica.
Para resolver el problema del tiempo de inicio, muchas firmas experimentan con la nanoemulsificación, que usa un agente que se adhiere a las moléculas de cannabis, lo que les permite mezclarse mejor con el agua. Hecho correctamente, el proceso permitiría que los ingredientes activos se dispersen uniformemente en la bebida y se absorban en el torrente sanguíneo más rápido que al digerirse.
Este es el proceso usado por Cannabiniers, con sede en San Diego, propietaria de Two Roots, que elabora cerveza sin alcohol e infundida con cannabis. Cannabiniers afirma que ha logrado un tiempo de inicio de 10 minutos y que el efecto desaparece en unos 90 minutos.
Province Brands of Canada está adoptando un enfoque diferente: reemplazar la cebada y elaborar cerveza con tallos y raíces de la planta de cannabis.
Trait Biosciences utiliza la glicosilación, que imita lo que el cuerpo hace cuando metaboliza el cannabis al unir una molécula de glucosa a la sustancia. Esta tecnología, que actualmente se prueba en humanos mediante ensayos clínicos en Israel, mejora el tiempo de inicio y evita que el cannabis oleoso se separe del agua, según Ronan Levy, director de estrategia de Trait.
Levy es optimista sobre el potencial de mercado para bebidas de cannabis, pero reconoce que todavía es una etapa temprana.
“Hay un fuerte sentimiento de que las bebidas probablemente se convertirán en el principal mecanismo para la ingestión”, comentó Levy. “Simplemente no lo han hecho todavía porque la verdad es que la mayoría de los productos que hay por ahí son terribles”, expresó.