Según los vecinos del barrio, quince años tenían una madre y su hijo vendiendo drogas en su punto  del sector La Venta, en Manoguayabo, a la vista de todo el mundo, como si se tratara de un colmado abierto las 24 horas, pues se trataba de un punto “muy popular” al que acudía gente desde distintos lugares de la Capital. También dicen que la casa de Reina Pérez, alias Morena, era visitada regularmente por agentes de la Policía. “Eso siempre estaba lleno de policías. Ellos siempre venían a su casa y nunca se metieron con ella”. No es difícil entonces adivinar porqué dejaban operar libremente ese punto, ni porqué lo hizo, sin sufrir ninguna molestia, durante tanto tiempo, hasta que a un curioso se le ocurrió grabar con su celular unos cuantos minutos de lo que era una noche de ventas  normal en el “negocio familiar”. Ese  video, que  se hizo viral rápidamente, puso a las autoridades en la posición de tener que actuar. Efectivamente, la Dirección Central Antinarcóticos de la Policía Nacional (DICAN) “se le tiró” el pasado lunes, ocupando una indeterminada cantidad de cocaína y marihuana, además de RD$55,700 en efectivo,  25  relojes, 15 celulares y un montón de anillos y cadenas que las autoridades presumen eran intercambiadas por drogas luego de que los delincuentes se los arrebataban a sus propietarios. ¿Cuántas personas murieron, cuántas resultaron heridas o, simplemente, pasaron el susto de sus vidas cuando fueron despojadas de esos objetos? No hay manera de saberlo ni de calcular todo el daño que ha provocado, de manera directa o indirecta, la operación de ese punto de drogas, a la vista de todo el mundo,  durante 15 largos años. Pero que no podamos ver ni medir las dimensiones de ese daño no quiere decir que no sepamos que ha sido muy grande ni a quien pasarle la factura; a unas autoridades que prefieren cobrarle peaje, o ser cómplices y socios de los narcotraficantes, en lugar de perseguirlos, apresarlos y someterlos a la justicia.