Caroll Mueses 
PUNTA CANA, La Altagracia.-
Durante sus doce años de existencia, el Carnaval de Punta Cana se ha caracterizado por su organización y por ser un espacio seguro y familiar, donde la magia, la música y el colorido hacen que el visitante viva distintas emociones.
Y es que aquí los desconocidos se hablan sin preguntarse nombres, bailan juntos, se toman fotos, no importa saber quién es el otro, qué hace o de dónde viene, solo se dejan llevar por la ¡alegría del carnaval!
El pasado fin de semana este encuentro, que ya es tradición para muchos dominicanos y extranjeros, se celebró en el que Boulevard 1ero de Noviembre de Puntacana Village, que durante dos días intensos y frenéticos parecía el escenario de una película con todo tipo de personajes.
La noche del viernes las “Musas de Punta Cana”, abrieron la celebración con vistosos trajes inspirados en un jardín tropical, en honor al exotismo y la calidez de nuestra media isla, al son de ritmos tropicales y uno que otro dembow.
Estas damas, esperadas y celebradas carnaval tras carnaval, crearon sus vistosas vestimentas con las que quisieron rendir homenaje a la naturaleza, a Dios, su creador, y a las personas que hoy luchan por la conservación del planeta.
Otras seis comparsas completaron la cartelera de esa noche inaugural haciendo gala de impresionantes coreografías y llevando algarabía al público presente, que incluyó representantes del cuerpo diplomático y consular acreditado en el país. El broche del cierre de este primer día lo puso el artista internacional Chyno Myranda, quien con su música y sensuales movimientos llevó al público a bailar y cantar sus temas más populares. En est alataforma, el artista agradeció a los dominicanos por la amigable acogida brindada a sus compatriotas venezolanos.
Ya para el sábado, los ánimos de fiesta se hacían sentir desde tempranas horas de la mañana y para las 3:00 de la tarde las quince tarimas dispuestas por las marcas patrocinadoras a todo lo largo y ancho del Boulevard 1ero de Noviembre estaban llenas a capacidad. Esa tarde la fiesta inició con la coronación de los reyes del carnaval, nada más y nada menos que los legendarios Hermanos Rosario, oriundos de la provincia La Altagracia y una de las agrupaciones más populares del merengue, quienes fueron coronados por el ministro de Cultura, Eduardo Selman, Pilar de Rainieri y Verónica Díaz Rainieri.
Unas cuadras más adelante del lugar de la coronación, el impresionante despliegue multicolor de caretas y disfraces mantenía el ritmo de la fiesta, con la participación de 24 de las mejores comparsas nacionales, incluyendo las de Jarabacoa, San Pedro de Macorís, San Francisco de Macorís, Bonao, San Cristóbal, San Juan, Baní, Cotuí, Santiago, Puerto Plata, el Gran Santo Domingo y el Distrito Nacional; y una representación de comparsas internacionales, provenientes de Miami, Costa Rica, Gran Caimán y Haití también lucieron impresionantes.
El orden imperó, como cada año, y los visitantes disfrutaron de los desfiles desde cómodas tarimas o desde las gradas, con acceso a “food trucks” que ofrecían comida para todos los gustos, siempre rodeados de música y entretenimiento carnavalesco.
Al caer la noche, cada quien buscó su rinconcito para bailar a ritmo del contagioso merengue de Los Hermanos Rosario en el gran concierto de clausura con el que despidieron a los visitantes, hasta la próxima entrega de este mágico carnaval.
Experiencia
Si bien el carnaval en general es alegría y pasiones desbordadas, esta oportunidad de disfrutar de todo eso… música, movimiento, color, baile, fiesta… con la libertad de movimiento que dan la seguridad, el orden y la limpieza, fue sin duda una experiencia novedosa, y agradable. Y el celo con que cuidan sus áreas verdes es un ejemplo a emular.
