DANIEL BELTRE/JESUS DESANGLES

DANIEL BELTRE/JESUS DESANGLES

¡Un diálogo radiante entre pintura y poesía!

El doctor Daniel Beltré López es un reputado especialista del derecho y uno de los fundadores emblemáticos del Partido de la Liberación Dominicana. Político sensible e intelectual profundo, este prominente abogado se afilia a una estirpe polifacética y altamente competente que en nuestro medio se advierte hoy en franco proceso de extinción en vista del grado excepcional de entusiasmo con que asume su trance existencial con el pensamiento crítico humanístico, la axiología espiritual, la eticidad ideológica y la imaginación creadora.
Ahora, Daniel Beltré nos sorprende gratamente al estrenarse como poeta vidente y necesario con su hermoso libro titulado “No es un soplo la vida”, compuesto por una apretada selección de textos poéticos que nos revelan una voz refinada, amorosa, honesta, lúcida y poderosamente sugestiva, materializándose a través de la palabra especializada como celebración de la vida, la luz, el tiempo, la memoria, las maravillas del instante y los enigmas existenciales.

El Dr. Antoliano Peralta Romero, apunta que en su primer libro, Daniel Beltré se nos revela como “un auténtico poeta”. Y acierta justamente, pues “No es un soplo la vida” es un libro en el que Beltré ahonda en las cartografias limítrofes y rizomáticas de los seres y las cosas; los sentimientos; las pasiones; el absurdo; las dimensiones visibles e invisibles del alma y la materia, exprimiendo al máximo el jugo especular de sus más complejas devastaciones existenciales al mismo tiempo que cristaliza con regio repertorio metafórico y gracia inevitable los efectos trascendentes de sus íntimas travesías cotidianas que al fin y al cabo no son otras que las de cada uno de nosotros.

Ya en el prólogo, el propio autor nos dice: “Este canto es un manifiesto acto de vida. Un testimonio de que también somos los otros; de que la existencia rueda sobre el alma de las cosas… Este canto compendia amores, arrepentimientos, los misterios del ser, la vida de las pequeñas cosas, la soledad, el dominio de las flores, la magia abracadabrante del beso… Este canto es un homenaje de la memoria a quienes me han abrazado queriendo hacerlo por siglos. Ahora lo entrego con inmensa gratitud a cuantos me lo dictaron a lo largo de esta vida que trasciende todo soplo”…

“Un poeta con todas las de la ley”. Así define a Daniel Beltré el reconocido lingüista Ramón Constanza, autor de una brillante nota introductoria para “No es un soplo la vida” en la que subraya: “Cada uno de sus versos es como una masa informe de piedra que cobra vida con el trabajo del cincel de la palabra que le da forma. Y Contenido. Porque los poemas de Daniel no son sólo, como sucede con tantos nuevos autonombrados poetas, palabras pegadas unas junto a otras: estas tienen sentido, dicen algo, dejan una experiencia… Y es que como todo poeta Beltré es un creador, y los creadores son depredadores conceptuales que siempre están al acecho de una pista, de un indicio, de una insinuación o de un parecido que les sirva para plasmar en la realidad una idea concebida a partir de ellos”…

Esta activa analogía entre literatura y creación plástica; entre signo, verso, línea, forma, trazo, ritmo y color, sobre la que atisba puntualmente Ramón Constanza, se manifiesta con aleccionadora efectividad en las poéticas creadoras de Daniel Beltré y Jesús Desangles. Y, precisamente, esto se comprueba en la excelente colección pictórica que Desangles ha ejecutado a partir de la lectura de 12 textos poéticos que Beltré incluye en “No es un soplo la vida” y las cuales fueron exhibidas durante el emotivo acto de puesta en circulación de dicho libro, efectuado en la Marina Bartolomé Colón, siempre a la orilla de un Ozama eternamente adolescente que ha signado una hermandad indestructible y que aún sigue tutelando sus respectivos itinerarios existenciales y creativos desde la nostalgia originaria de su barrio Villa Duarte (13.01.2019).

Así, en el caso de Daniel Beltré y Jesús Desangles, dos auténticos y consumados taumaturgos de la palabra, el trazo, la imagen y la metáfora, quienes además sostienen una fraternidad tan lejana en el tiempo como ejemplar a nivel de diálogo y mutua admiración, estamos ante dos formas iguales y distintas de poesía. Aunque ante los textos de Beltré y las pinturas de Desangles, quizás sería mejor decir que estamos ante una radiante y absoluta identidad creadora que se torna ciertamente profética en tanto que se despliega y opera como vital, expansiva y esplendorosa manifestación de la poesía en palabras y la poesía en pintura.

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