La conocida expresión describe perfectamente lo que acaba de hacer el Ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, al declarar que el presidente Danilo Medina es el único político dominicano que gana las próximas elecciones en primera vuelta, y será mucho lo que tendrá que explicar el influyente ministro, para muchos el vocero político del mandatario, para convencer al leonelismo de que no lo hizo a propósito ni con malas intenciones, que no se trató de una provocación fríamente calculada para alborotar el avispero peledeísta y mantener el tema en las primeras planas. El primero que se alborotó fue el doctor Franklyn Almeyda, el más rápido en desenfundar su arma entre los colaboradores cercanos del expresidente Leonel Fernández, acusando a Peralta de actuar como vocero de la reelección. “Y si no es así que lo desautorice el Presidente”, tronó, echando mano a su mejor argumento: “Las encuestas dicen que cerca del 70% ni quiere reforma constitucional ni reelección, y eso desagrada, esa insistencia en querer replantear de nuevo a Danilo como candidato”. Como puso en evidencia las reacciones de la opinión pública, el doctor Almeyda y el leonelismo en pie de guerra no fueron los únicos que interpretaron las declaraciones de Peralta como una señal de que el escenario de la reelección sigue montado, aunque fue el propio funcionario quien se ocupó de aclarar que se debe esperar a que el mandatario fije su posición “en las próximas semanas o en los próximos meses”. Lo que quiere decir, para este buen entendedor, que la reelección sigue necesitando tiempo para mostrar al público su carta definitiva, sus obscenas intenciones. Pero el tiempo, el implacable, el que pasó, continúa pasando, mientras las encuestas que reflejan el rechazo ciudadano a una nueva repostulación del presidente Medina muestran con claridad el obstáculo insalvable que se atraviesa en su camino.