Como se trató de un  consejo gratuito que, en su caso, se sabe inspirado en la mejor de las intenciones, el flamante Ministro de Educación, Antonio Peña Mirabal, debería escuchar con  atención a la exministra de Educación Ivelisse Prats de Pérez, quien le pidió que no inicie su gestión viendo a la ADP como una enemiga sino como una aliada. Las  primeras declaraciones públicas del funcionario,  en las que anunció que en los próximos días invitará a su Comité Ejecutivo  a sentarse a dialogar sobre la realidad del sistema educativo, hace pensar que el consejo de doña Ivelisse puede ser bien acogido y que el funcionario quiere empezar las cosas bien, en armonía y sin confrontaciones innecesarias. La veterana educadora considera que el gremio puede ser de gran ayuda para enfrentar los grandes retos que tiene por delante Peña Mirabal, a quien  también recomendó  cumplir con la Ley General de Educación, el Pacto Educativo y, sobre todo, con los acuerdos pendientes con el gremio. Es, precisamente, el alegado incumplimiento de esos acuerdos por parte del ministro saliente, Andrés Navarro, lo que ha hecho sonar los tambores de guerra en la ADP, que ya amenazó con movilizaciones   en todo el territorio nacional  si no se les cumple lo que se les prometió  y  pactó. Confiemos en que la buena disposición para el diálogo y el entendimiento  del Ministro impida que la cacareada revolución educativa se vea empañada y perturbada por las odiosas huelgas y paralizaciones de docencia, pero también que la ADP se comporte a la altura de la responsabilidad que implica  ser, como bien señala doña Ivelisse,  los verdaderos  protagonistas en el  proceso de mejorar las fallas que arrastra  nuestro sistema educativo.