El chico maravilla de Canadá está en problemas

El chico maravilla de Canadá está en problemas

El primer ministro de Canadá Justin Trudeau da una conferencia de prensa el jueves 28 de febrero de 2019 en la Agencia Espacial Canadiense en St. Hubert, Quebec. (Ryan Remiorz/The Canadian Press vía AP)

El principal rival de Justin Trudeau en las elecciones generales de octubre en Canadá es, técnicamente, Andrew Scheer, el líder del Partido Conservador. Sin embargo, el peor enemigo del actual primer ministro parece ser él mismo.
El famoso primer ministro de 47 años ha cometido una serie de fallos, desde unas vacaciones en una isla privada propiedad de líderes religiosos islámicos hasta una visita a India donde él y su esposa se rodearon de separatistas sikh. La racha se extendió el 7 de febrero, cuando surgieron acusaciones de que Trudeau había presionado a su entonces ministra de justicia, Jody Wilson-Raybould, para solucionar un problema legal de SNC Lavalin, un conglomerado con vínculos a su Partido Liberal.

Afortunadamente para Trudeau, sus oponentes tienen sus propios problemas. Canadá tiene tres partidos políticos principales: el Partido Nuevo Demócrata (NDP), de izquierda, los liberales centristas y los conservadores de derecha. El NDP va en caída libre y Trudeau está listo para recoger a sus votantes.

Scheer, un padre de cinco hijos electo por primera vez al Parlamento en 2004, representa a un distrito en las praderas conservadoras de Canadá. Ganó el liderazgo del partido en 2017, es escéptico del globalismo y apoya el Brexit en Reino Unido.

De cara a la elección, los liberales de Trudeau representan 180 de los 338 distritos electorales de Canadá, solo 10 por encima de la mayoría más delgada posible, dejando poco margen para el error. «Cuando las cosas van mal, la gente lo atribuye al primer ministro», dice Nik Nanos, un encuestador. «Así que para él ha sido un año de noticias no muy buenas”.

La gente de Trudeau ha tratado de pintar a Scheer, de 39 años, como una versión más joven de su predecesor, Stephen Harper, quien gobernó desde 2006 hasta 2015.

Al entregar el cargo a Trudeau en octubre de 2015, muchos votantes fueron motivados por el deseo de ver a Harper derrotado. Trudeau está tratando de activar ese mismo deseo, lanzándose como la mejor apuesta para los progresistas que quieren evitar que Scheer tome el poder.

Trudeau tiene algunas cosas a su favor. Ha recortado impuestos a la clase media, amplió las prestaciones parentales y promulgó la reforma de pensiones nacionales. Sin embargo, hay un precedente para que los votantes envíen un mensaje a Trudeau. El padre de Justin, Pierre, conocido por su falta de humildad, ganó un puñado de escaños en su segunda elección en 1972, más que cualquier otro partido rival, pero no lo suficiente para una fuerte mayoría en el Parlamento. Para evitar el mismo destino, Trudeau tendrá que demostrar que puede conectar no solo con su base (liberal y joven) sino también con la multitud rural.
No ayudan
Las cifras económicas, con una caída en los precios del crudo, los crecientes precios de las viviendas en Toronto y Vancouver, y la salida de alto perfil de General Motors Co. de Oshawa, el hogar simbólico de la manufactura canadiense, no ayudan mucho a la causa del primer ministro. El camino de Trudeau hacia la victoria estuvo lejos de ser claro en 2015. Cuando lanzó su campaña ese verano era el candidato más joven.

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