(5 de 5)

TUMBA DE MONSEÑOR GILBERTO JIMÉNEZ. Ante la entrada de la Cripta de los Obispos está la tumba de este sacerdote con la siguiente inscripción: “D.O.M. Aquí descansan, en la espera del glorioso día de la resurrección de los muertos, los restos mortales de MONS. PEDRO GILBERTO VALENTÍN JIMÉNEZ, Administrador Diocesano (1992), Vicario General Emérito de la Arquidiócesis de Santiago 11 mayo 1925 10 noviembre 2011. REQUIESCAT IN PACE”.
Monseñor Jiménez nació en el Santo Cerro, La Vega. Hijo de Prudencio Jiménez y Joaquina Rodríguez. Estudió en el seminario pontificio Santo Tomás de Aquino y en las universidades Gregoriana y Santo Tomás de Aquino en Roma. Fue el primer canciller-secretario de la diócesis de Santiago y su vicario general en 1966. Fue párroco de Licey al Medio.

RESTOS DE LOS MÁRTIRES DEL 17 DE ABRIL Y 6 DE MAYO DE 1863. Eugenio Perdomo, Carlos de Lora, Vidal Pichardo, Pedro Ignacio Espaillat y Ambrosio de la Cruz, fusilados el 17 de abril de 1863, y Antonio Batista y Pedro Thomas (a) Pierre, pasados por las armas el 6 de mayo del mismo año, fueron mártires de la Anexión condenados a muerte por su participación en el golpe del 24 de febrero de 1863, preludio del grito de Capotillo. Sus restos permanecieron en el cementerio municipal hasta 1895, cuando fueron exhumados y sepultados en la entonces Iglesia Mayor en una bóveda de su nave norte, cuya ubicación se perdió hasta 1962, cuando fue relocalizada e identificada con una lápida de mármol – hoy inexistente – por la Junta Pro-celebración del Primer Centenario de la Restauración, presidida por Juan Maximiliano Ricardo Román. Por decreto 128 del 9 de marzo de 1987 se ordenó su traslado al Panteón de la Patria, ceremonia que se llevó a cabo el 19 de abril de 1988. Previamente, el día 14 de ese mismo mes y año se realizó un experticio forense a cargo de los antropólogos Abelardo Jiménez Lambertus y Fernando Luna Calderón, asistidos de la también antropóloga Clenis Tavárez.

Instituto Dominicano de Genealogía