La Frontera: cicatrices

La Frontera: cicatrices

EN LA ESPAÑOLA que descubre a América, la nobleza que era apenas un 1.64 de la población, poseía el 97% de toda la tierra, concentrada en extensos dominios

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Todo fue asombro cuando los marinos del primer viaje organizado por el genovés, Almirante Cristóbal Colon, en su búsqueda de una ruta hacia la India, avistaron las islas del Caribe. Cegados por la luz y el verde llegaron a creer que alucinaban.
Era el reino de las aguas. Los ríos, lagos, arroyuelos y mares, que según la mitología de los primeros habitantes que poblaban las islas, los Tainos, habían brotado de los huesos de Yayael, de una calabaza convertida en útero universal del rocío, de los peces, las tornasoladas aguavivas, los rosados corales, los moluscos y lambies cuyas conchas brillaban en las noches reflejando a la luna, o Taicaraya.
Eran los Tainos, buenos y nobles como la fuente de su origen. Comían los frutos de la yuca sin depredarlos, hacían casabe, su alimento primigenio; pescaban, cazaban y vivían bajo la sombra de la Ceiba, sabiendo que su árbol sagrado les conectaba con el centro de la tierra, de donde creían provenían.
Si la pesca o la recolecta eran abundantes las compartían.
Sus caciques, hijos del Sol, reinaban asesorados por un Consejo de Ancianos, depositarios de toda la sabiduría que proviene de escuchar con cuidado los dictados de la naturaleza.
En cuatro momentos, o periodos migratorios, los primeros en llegar a las islas fueron los llamados Siboneyes, con una cultura de concha, a orilla de ríos, pantanos, ensenadas y bahías, ocupando algunas áreas de la Hispaniola y de Cuba.
Lo segundos fueron los Igneris, de Foresta Tropical, se cree que provenientes de Sur América, quienes desplazaron a los Siboneyes y ocuparon casi todas las Antillas Menores, hasta Puerto Rico y Haití y tenían como símbolo a los Ceníes.
La tercera corriente migratoria fueron los Araucos, quienes eliminaron los remanentes Siboneyes y sentaron la base para lo que hoy se conoce como cultura Taina; y la cuarta oleada migratoria, proveniente del tronco Arauaco, fueron los Caribes, guerreros que usaban el arco y la flecha y comían carne humana.
Fray Bartolomé de Las Casas, en sus Crónicas de Indias, dice que el principal legado de los tainos fue un conjunto de plantas de Suramérica que ellos parecen haber traído consigo desde sus primeras migraciones, cultivaban en conucos y llamaban Yuca.
Las plantaciones de yuca: Fabricacion del casabe. Guayando la yuca, con unos ralladores hechos de piedra que llamaban Guariquitén, la cernían en unos coladores de fibra llamados Cibucán que luego colocaban en moldes que llamaban Burén y asaban en hornos. Tarea que hacían las mujeres y que alimentaba a toda la comunidad.
Otros cultivos importantes eran el maíz, batatas, lerenes, maní, ñames, yautías y ajíes. La proteína la adquirían de la caza de jutias, curíes, iguanas y culebras, y de la pesca de lisas, dúreles, pargos, dorados, camarones, jais, lambí y maniatéis. No comían hicoteas por considerar que producían sífilis.
Las primeras noticias que llegaron a Europa dando cuenta de la existencia de unos pueblos diferentes en apariencia física, costumbres y en creencias fueron las que el mismo Almirante Cristóbal Colon dio a los Reyes, en una carta que dirigió a su amigo Luis de Santangel, el 22 de marzo de 1493…
“La gente de esta isla y de todas las otras que he hallado y habido noticia, andan todos desnudos, hombres y mujeres, así como sus madres los paren… Ellos no tienen fierro ni acero…Las mujeres me parece que trabajan más que los hombres”.
Orígenes de la población taina. “Hoy ya está perfectamente establecido que las Antillas, y desde luego la isla de Santo Domingo, se poblaron originalmente con grupos aborígenes provenientes de las cuencas de los ríos Orinoco, en Venezuela, y Xingu y Tapajos en las Guayanas.”
“Cuando Colon descubrió América, los Caribes ocupaban las Antillas Menores e invadían con frecuencia a Puerto Rico y la parte oriental de La Espanola”.
En lo que podría denominarse como Socialismo Primitivo, “El trueque de los excedentes de la producción doméstica por objetos necesarios para el consumo o uso familiar era la forma de intercambio comercial existente entre los Tainos”.
Esos productos se intercambiaban en Ferias, o bateyes, donde los juegos de pelota servían de trasfondo a las actividades, siendo la solidaridad social el rasgo más notable de la sociedad Taina.
A la llegada de los españoles la isla estaba dividida en cinco cacicazgos: Guarionex, Caonabo, Bohechio, Guacanagarix y Cayacoa, organizados en lo que podría denominarse como una confederación general de tribus tainas. En esos cacicazgos el cacique era la figura principal, asistida por un consejo de ancianos, jefes de clanes y de tribus, seguido por los Tainos y luego por los Naborías, que eran sus sirvientes, pero no sus esclavos.
Dice Las Casas que esclavos no hubo en esta isla, entre los indios, ya que el trabajo lo hacían generalmente las mujeres y los hijos”. Y que “nunca habían ni acaecían guerras o diferencias entre los indios esta isla”.
España. “El mismo año en que Colón descubría América, los españoles conquistaban una de las más ricas regiones de la Península que se hallaba en poder de los moros desde hacía 700 años.”
Precisamente en ese año, España expulso a uno de los dos grupos sociales más capaces y versados en cuestiones económicas y financieras: los judíos, lugar que fue ocupado por mercaderes y banqueros italianos, de Génova.
España, era un país con una industria débilmente desarrollada, que por razones religiosas y económicas expulsó a 120,000 judíos cuyas actividades laborales los constituían en recursos necesarios para la economía española”.
En la España que descubre a América, la nobleza que era apenas un 1.64 de la población, poseía el 97% de toda la tierra, concentrada en extensos dominios pertenecientes al Rey, Ordenes Militares y el Alto Clero.
“El oro resultaba tan necesario para los europeos del siglo XV como las especias…pero ya a mediados del siglo XV se notaban los síntomas de una gran escasez de oro en Europa por el agotamiento de las minas, y el oro existente se había gastado sin provecho alguno en las guerras civiles que habían antecedido el gobierno de los Reyes Católicos, por eso los reyes católicos, no pudieron prescindir de los prestamistas judíos y genoveses, ni siquiera después de la expulsión de los judíos en 1492. Y por eso la reina Isabel se inclinó a considerar un acuerdo con un marino llamado Cristóbal Colon, genovés de nacimiento y portugués de formación, que solo exigía un octavo de todos los beneficios de la empresa descubridora”.
Así el oro, tan necesario, paso a ser un artículo muy escaso…identificado por Carlos Marx como el origen de la estructura social de nuestras sociedades. Maleable metal dorado cuya cualidad esencial es que brilla, y escasea, adoptado por la humanidad como medio de intercambio, piedra fundamental de la estructura social de nuestras naciones. A más oro más poder, a más poder más prestigio, a más prestigio más importancia en la escala social, historia que se repite ad infinitum.
Así el oro va llenando de cicatrices el joven cuerpo de las islas, del continente, y continua hoy impulsando las guerras de conquista, la muerte sin sentido de millones de seres humanos, nuevas formas de esclavitud donde el tráfico humano, de mujeres y niños, de órganos, se alimenta con sangre.

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