El discurso político

El discurso político

La consolidación fiscal abrupta que intentó Franklin Delano Roosevelt en 1937, provocó que la economía de los Estados Unidos nuevamente cayera en recesión, intensidad que se extendió hasta que se recuperó el nivel de gasto público con la entrada a la Segunda Guerra Mundial en 1941.
Cito el hecho histórico a propósito del horizonte de incertidumbre económica que se vive por tensiones comerciales que desaceleran el crecimiento global y que para el FMI podría extenderse más allá del 2020, responsabilidad que atribuye, principalmente, a la des globalización de Trump.
Y porque, no obstante los riesgos potenciales de lo que podría ser germen de una crisis global aguda, no es tema en el discurso político local, que debería estar centrado en definir el rumbo de la política pública para enfrentar retos. Analizando el contenido de las reformas estructurales que se necesitan para blindar la economía, como la reforma fiscal integral que desde hace tiempo propone el gobernador del Banco Central, Lic. Héctor Valdez Albizu, para reducir los altos porcentajes de fraude y economía sumergida, recaudar los fondos que se necesitan para eliminar el déficit estructural que aumenta la deuda pública y preservar el elevado crecimiento del PIB.
Que responda inquietudes del consumidor y hombre de empresa, por ejemplo, cómo se va a reducir a menos de la mitad la evasión y elusión del ITBIS que supera 40% de lo potencialmente cobrable; si las tasas se consolidaran en una para aplicarla a todos los gastos de consumo, con la posible excepción de la comida; igual con el Impuesto Sobre la Renta de las empresas y Personas Físicas, la evasión es mayor al 60% de lo cobrable; y con el gasto tributario que este año suma RD$220,867.8 millones, 5.1% del PIB.
Un discurso político con ese contenido, con ideas creíbles y propuestas realistas, bien estructuradas, con propósitos claros, que sustituya el de cantos de sirena y sacada de conejos de la nada, no solo es orientador y productivo para la economía, sino que rentabiliza a partidos políticos por ser orientador. Y que no me vengan con la receta «austeridad», reducir gasto para cuadrar las finanzas públicas, desde el error de Roosevelt en 1937 se asimiló que la medicina mata al paciente. Además, es mito lo de que nuestro gasto publico se excede en tamaño, porque en 2018 representó 17% del PIB, distante del 30% que es la media de América Latina y el Caribe, el 45.8% de la Unión Europea y 47% de la zona euro.
Roosevelt, que aplicaba el programa keynesiano «New Deal» cuando intentó la consolidación fiscal, no tenía claro la magnitud del impacto negativo en el crecimiento del PIB y el empleo de su imprudente recorte de gasto público, Keynes sí lo advirtió porque estaba consciente. Ahora no hay excusa, todo es diferente, lo anticipa el «multiplicador fiscal».
El nuestro lo calculo en 1.5 puntos para los últimos diez y ocho años, significa que, por ejemplo, si en dos años el gasto publico se reduce en RD$80,000 o RD$100,000 millones, el crecimiento anual del PIB se ralentiza alrededor de tres puntos porcentuales, para cerrar en el entorno de 3%, muy por debajo del 5.8% sin ajuste del periodo 2010-2018. Con fuerte caída de la recaudación tributaria.

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