Teniendo en cuenta el determinante papel que jugó la Iglesia Católica en el derrocamiento del gobierno sietemesino del profesor Juan Bosch, a los peledeístas es a los que menos les luce subestimar su poder e influencia social. Por eso hay que considerar una torpeza, porque de ningún modo, viniendo de quien viene, puede considerarse ignorancia, la respuesta del Ministro Twitero de la Presidencia, Roberto Rodríguez Marchena, a los sacerdotes que este año pronunciaron el tradicional Sermón de las Siete Palabras, que aprovecharon para denunciar el irrespeto a la Constitución, la falta de independencia de los poderes del Estado, la reelección y el peligro de caer en una dictadura, para solo citar los temas que mas escozor provocaron en el oficialismo. Tampoco es inteligente que corifeos y bocinas inicien una campaña de denuestos y descalificaciones contra la iglesia, con lo que solo agravarán una confrontación que no les conviene alentar a menos que los peledeístas se hayan cansado de gobernar. Ese no es el caso, por supuesto, de los actuales inquilinos del Palacio Nacional, pero la arrogancia es mala consejera, sobre todo cuando se alimenta de un poder desbordado con pretensiones de perpetuarse. La misma arrogancia, por cierto, que llevó al doctor Rodríguez Marchena a repostear, concluido el sermón, un estudio de Gallup que indica el descenso que ha tenido la Iglesia en las últimas décadas en Estados Unidos, con la clara intención de restarle peso y trascendencia al mensaje y sus portadores. Significativamente, el primero en responderle fue el capellán de la Policía Nacional, quien lo invitó a visitar las iglesias para que vea que están “abarrotadas”, y le reprochó que ponga a pelear al presidente Danilo Medina con la Iglesia. Un costoso error que hace más cuesta arriba el proyecto reeleccionista, que no es verdad que sumando opositores a una nueva emboscada contra la mancillada Constitución logrará imponer su nefasto propósito.