Reelección por reelección, ¿otra vez?

Reelección por reelección, ¿otra vez?

La “reelección por reelección”, o sea la reelección del presidente, la de los congresistas y autoridades municipales en ejercicio, es la misma transacción con que las facciones de Danilo Medina y Leonel Fernández superaron en el 2015, a favor primero, sus diferencias en la puja por la nominación presidencial del PLD. Es esta vez Leonel, según se dice, quien propone el cambalache como un arreglo que posibilite su nominación salvando momentáneamente al PLD de la división, aunque no necesariamente de una derrota en los próximos comicios, dado el nivel de repulsa de la población a las frecuentes violaciones del PLD a la ley y a elementales normas para resolver sus pugnas internas.
Hace poco que ese partido se hizo aprobar una absurda ley electoral que impone el no arrastre en 26 provincias, pero no así en las otras 5. Antojadizamente, ahora interpreta la ley que obliga a las direcciones partidarias a reservar un 20 por ciento de las candidaturas para eventuales alianzas, para de ese modo tratar de resolver su crisis interna, reeligiendo la casi totalidad de los congresistas y funcionarios municipales de ese partido. La Ley de Reserva de Candidaturas es todavía objeto de interpretación de toda la clase política del país, y debatir sobre si el intento de valerse de ella de parte del PLD para sus particulares fines no es la cuestión, la cuestión es que la pretendida la “reelección por la reelección” constituye un absurdo/aberración que atenta contra el derecho a ser elegido.
Es necesario preguntarse hasta qué punto la oposición política y social del país va a seguir permitiendo que el PLD siga violando de manera impune leyes, reglamentos y hasta elementales normas de la convivencia democrática para mantenerse en el poder y resolver cualquier problema interno para conservar ese poder, que en su afán continuista siga prostituyendo las instituciones y con ellas a gran parte de la clase política y de la sociedad toda. Uno de los peores males que ocasionan los regímenes de poder absoluto a sus sociedades es generalizan la corrupción, este flagelo se expresa en las más variadas formas.
En los regímenes de vocación absolutista, aunque tenga resquicios que permiten ciertas libertades, esa corrupción se expresa en el silencio cómplice de los profesionales e intelectuales que les sirven abiertamente o bajo la sombra, en el silencio de muchos hacedores de opinión y en el miedo de sectores de la oposición a asumir mayor beligerancia frente a los desmadres del partido oficial. La ‘reelección por reelección” no es una cuestión que concierne sólo al PLD, concierne a todo aquel que tiene un mínimo de sensibilidad democrática y que entiende que esa aberración/degeneración se convierte en un lastre más de la cultura política del país, algo que ya se expresa hasta en sectores que dicen ser alternativos.
La división en el PLD ha llegado a tal nivel, que en este nuevo contexto político institucional, sus viejas mañas y/o recetas se presentan insuficientes para superar su presente impase. Que en última instancia, no lo pueda lograr, depende de la inteligencia, entereza y generosidad de TODA la oposición.

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