La ‘constelación de Musk’ podría cambiar la noche (literalmente)

La ‘constelación de Musk’ podría cambiar la noche (literalmente)

Dos días después de que SpaceX, de Elon Musk, lanzara 60 satélites en mayo como parte de una misión para brindar un servicio de Internet rápido a personas de todo el mundo, los astrónomos notaron algo diferente.
Cuando algunos satélites pasaron por el Observatorio Lowell en Flagstaff, Arizona, telescopios entrenados en el cielo nocturno capturaron rayos de luz solar reflejada que empañaban su visión de un sistema estelar lejano.

A los astrónomos ahora les preocupa que la gran cantidad de artefactos de comunicación planificados, incluidos los casi 12 mil de la flota Starlink de Musk, brillen con tanta intensidad que interfieran con la investigación que depende de delicadas observaciones visuales de galaxias distantes y asteroides cercanos.

Los nuevos satélites volarán más bajo que muchos de los artefactos tradicionales y llegarán en números sin precedentes: más del doble de los cerca de 5 mil satélites que rodean la Tierra actualmente.

“Apuntábamos en la dirección correcta, y Starlink voló a través de ella”, asegura Jeffrey Hall, director del Observatorio Lowell. La aparición inesperada ayudó a señalar que, en palabras de Hall, “esto es potencialmente un problema”.

SpaceX, de Musk, tiene autorización para lanzar 11 mil 943 satélites de su flota Starlink, lo que la convierte en líder de lejos en un total de casi 13 mil satélites en la órbita terrestre baja actualmente aprobados por la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés), que coordina las trayectorias y el uso de radiofrecuencias. Además, Jeff Bezos, de Amazon, solicitó el jueves autorización para colocar 3 mil 236 satélites de transmisión de Internet en la órbita terrestre baja.

Las trayectorias más bajas ofrecen un tiempo de demora mínimo para que los datos reboten entre el suelo y la nave, superando el letargo de la señal que ha limitado los esquemas de Internet desde el espacio que dependen de los satélites tradicionales.

Los artefactos más antiguos están estacionados a 36 mil kilómetros sobre la Tierra, una altitud que les permite parecer que flotan en un lugar.

En la órbita baja terrestre, con altitudes de entre 160 y 2 mil kilómetros, los satélites deben girar alrededor del planeta para mantenerse suspendidos, completando órbitas en tan solo 90 minutos. A medida que uno avanza hacia el horizonte, le entrega la tarea de brindar señal al siguiente. Se necesitan muchos satélites si el objetivo es una cobertura continua y generalizada, lo que explica las constelaciones planeadas por Musk y otros.

Hoy, hay 1,338 satélites en la órbita baja, de acuerdo con una base de datos compilada por Union of Concerned Scientists.
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El número de estrellas visibles para el ojo humano sin ayuda no es mucho más que 1,628, que es el número de estrellas registradas en la quinta magnitud de una escala de brillo utilizada por los científicos, explica Robert Zinn, un astrónomo de la Universidad de Yale. Condiciones anormalmente favorables (vista excepcional, oscuridad total sin contaminación lumínica y sin luz de luna) podrían producir más.

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