Tony Capellán para siempre…

Tony Capellán para siempre…

El Centro León representa la excelencia para el arte y la cultura, la educación y la difusión, con una calidad de gestión y organización envidiable… Símbolo y orgullo, no solo para Santiago sino para el país, su aura se extiende ya internacionalmente.
Un extraordinario programa de actividades, desarrollado diariamente, hace que el Centro León sea cita obligada para quienes anhelan conocer la identidad patrimonial en su riqueza de creación y creadores.
Su política cultural, centrada en la República Dominicana, simultáneamente demuestra una apertura universal, siempre que se trate de valores positivos para el presente y el porvenir de la nación.
El homenaje a Tony Capellán. El Centro León tiene un equipo de profesionales altamente calificados y entregados, que manejan exitosamente los encuentros. No había otra institución que pudiese honrar la memoria del inmenso artista Tony Capellán con tanta propiedad, emoción y rigor a la vez.
El Seminario Internacional de Arte Contemporáneo, “Tony Capellán: las conciencias del artista”, fue la primera actividad abierta de un proyecto ya en pleno proceso de investigación y planificación, que culminará en una gran exposición, prevista para julio del 2020.
El auditorium, su comodidad, sus facilidades tecnológicas, y las atenciones brindadas a los participantes, convirtieron esta jornada de reflexión, estudio y memoria, en horas sensibles y apasionantes, animadas por panelistas conocedores y motivados, haciéndose presentes en la pantalla los especialistas del exterior –de muy alto nivel– que no pudieron venir.
Es que, sin duda alguna, Tony Capellán era el artista nuestro más estimado, comentado y requerido en el Caribe, prometido a un auge transcontinental, lo que contrasta con su trágica partida a destiempo.
Quienes lo querían y apreciaban entrañablemente no pueden evitar hasta un cuestionamiento de responsabilidad colectiva por una pérdida injusta, absurda, incongruente.
Las conciencias de Tony Capellán. El equipo de trabajo del Centro León, encabezado por Sara Hermann –dedicada, competente y entusiasta– eligió, entre las tantas cualidades y vivencias, entre afinidades, preocupaciones y aun singularidades de Tony Capellán. “las conciencias del artista”, para esta fase pública inicial.
A la vez intensamente angustiado e increíblemente productivo, Tony Capellán manifestaba, debatía, combatía en palabras y sobre todo en obras, las desgracias y encrucijadas del mundo actual.
Él centraba introspección, preocupación y creación en el Caribe, amor, fijación y obsesión sin otros límites que los geográficos.
Muy pertinente y procedente fue la elección temática de las conciencias, que, más allá de las ponencias e intervenciones, en vivo y en videos, resultó diálogo permanente y resurrección de un ser excepcional. Recordamos al amigo todavía con más fuerza después del seminario…
Tres vertientes fueron propuestas: la conciencia social, la conciencia ecológica y la conciencia de clase. A estas podríamos sumar la conciencia estética. Allí, Tony Capellán no hacía concesiones ni para él ni para los demás.
El compromiso contemporáneo y la íntima convicción fueron absolutos: Tony no temía expresar su propia y bienvenida intolerancia, que hoy mucha falta hace en el inmovilismo dominante.
Tony Capellán, creador totalizante. La vida de Tony Capellán ha sido sellada por la extrema coherencia de sus concepciones y realizaciones. Desde la exaltación del Caribe, su impronta racial y su mestizaje, su sincretismo, sus ritos y sus ritmos, una “verdadera entrega geográfico-mítica” ha condicionado su obra y sus afinidades. El calificaba las Antillas como “zona mágica”, título que por cierto él dio a una exposición de pintura.
Impregnado de una vasta cultura, lector incansable y adverso a la tecnología, sumaba las tradiciones regionales, los conocimientos literarios, la crítica social y la advertencia ecológica.
Tony manejaba la palabra formidablemente, y la revelación de su diario impresionó… Estamos a la espera de la edición de sus páginas sobre arte dominicano, “A la brigandina”, ya fascinante desde su título.
¡Cuánto lamentamos que él no haya podido dar seguimiento a su libro sobre el Caribe, sus artistas y sus “isleñismos”!
Exigente –¡hasta podía ser muy intolerante–, quiso que el arte caribeño se tomase en consideración más allá de la región. Le dolía esa marginación.
Él mismo se interrogaba, específicamente, acerca del mantenimiento de su identidad, pero de la actualización de sus discursos en el contexto planetario.
Fue un viajero incansable, que recorría países y continentes cual una manera de asombrarse ante la condición humana y sus desventuras.
Entonces, cada obra suya se volvió conjunto de signos referenciales sin caer jamás en anécdota. Así mismo, la huella de lo imaginario marcó sus territorios artísticos, sin llegar al surrealismo narcisista.
La trayectoria de Tony Capellán ha sido sellada por la coherencia de sus opciones artísticas y una facultad excepcional de permanente renovación: ha fortalecido la identidad dominicana y caribeña en un discurso abierto, que incluyó grabado, dibujo, pintura, escultura e instalación.
Proclamando que el lenguaje de la instalación correspondía a “su visión del arte actual”, sigilosamente la hizo sello inconfundible, emblemático, y en ella puso todo su oficio, todas sus angustias, todas sus utopías. ¡Ciertamente, es el único artista nuestro que supo trabajar con elementos tan ligeros y transportables en una mochila!
Tanto la convicción como su carencia total de medios le hacían recoger despojos, trastos, artefactos, incluyendo plásticos, abandonados en playas por la indigencia. La ideología propia se fundía con la desgracia colectiva.
Tony Capellán sublimizó el reciclaje, lo hizo magia, ingenio y genio. “Atesorando” chancletas desgastadas, intervenidas con alambre de púas, las convirtió en «Mar Caribe»” –color, oleaje, símbolo– su obra más magistral entre muchas, perenne para el arte dominicano, caribeño y universal.
Acerca del arte dominicano, Tony Capellán pronunció palabras proféticas: “…Es la expresión más reciente de una tradición artística que nos ha acompañado siempre en evolución, desde el comienzo de nuestra vida como nación independiente”.

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