Reír, bailar, cantar, montar a caballos, jugar beisbol, basquetbol o cualquier otro deporte, hacer unos cuantos chistes y hasta de vez en cuando discutir, es parte del diario vivir de los seres humanos, pero cuando hablamos que esos momentos que se experimentan en un escenario familiar entonces su valor es incalculable.
Dice una frase famosa: “Recordar es vivir”. Muchas veces nos pasa que sumergidos en el ambiente de responsabilidades como el trabajo, el hogar, los amigos, los hijos, la pareja, la vida social, nos amontona mucho tiempo y sin darnos cuenta tampoco de forma intencional nos alejamos de nuestra familia en términos colectivos, llámese los primos, los tíos, los sobrinos, los abuelos y hasta de los propios padres etc.. pero cuando nos detenemos un momento a pensar en los años pasados y bien vividos, nos damos cuenta que fueron únicos e irrepetibles, que su valor no tiene un número determinado para evaluarlo, por lo que significa que hay un sentido de contexto familiar muy valioso en nuestra vida y que deberíamos retomarlo más a menudo. Es verdad que cuando nos juntamos en familia recordamos los mejores momentos, es tanto así que sentimos haber rejuvenecido unos cuantos años. Tomar la iniciativa de reunir la familia aunque sea una vez al año es fenomenal y de iniciativa sabia porque logrando una reunión podríamos fortalecer la unión entre todos. Hoy cuando pensamos un poco, nos damos cuenta que hemos dedicado demasiado tiempo a cosas materiales, no a las personas importantes nuestras, por ello es necesario ya tomar la decisión de llamar a aquellos que están alejados o lejos que no es lo mismo y lograr un acercamiento, no esperar a ver si el otro se decide, sencillamente tomar la iniciativa propia que con el tiempo dejará sus buenas huellas en aquellos hijos, sobrinos y demás allegados. No dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy, dejemos el rencor o la distracción en cosas tan insignificantes y vayamos a darle un abrazo y un beso a esos maravillosos seres que son parte nuestra y de nuestros allegados. No tengas miedo de iniciar esa hermandad que hace tanta falta hoy en día, y que de seguro se mantendrá de generación en generación, sé ejemplo de los tuyos para que los tuyos den tu ejemplo con categoría y temple al pasar del tiempo.
Hoy puedes ser luz de aquellos que mañana caminan en la oscuridad. Viva la familia, el amor y la comprensión.