Las personas que ayer al mediodía buscaban regalos para los padres escaseaban casi tanto como el despliegue publicitario y las promociones en los supermercados. El comercio en las fechas cercanas al Día de los Padres suele ser acaparado por la compra de los útiles escolares y otras eventualidades propias del verano.
Para Manolito Fernández, gerente de la Gran Vía de la avenida Duarte, las ventas en las tiendas detallistas con motivo de esta celebración “pasan casi desapercibidas y ni siquiera se pondera en los calendarios comerciales”.
“Podrás vender una que otra televisión más que en otras fechas, un aire acondicionado o un sillón reclinable, pero eso no quiere decir que el Día de los Padres sea significativo para los negocios”, sostiene.
La publicidad, reconoce, aún tiene presencia durante esa fecha festiva, pero “solo es una forma de sostener el negocio, porque se hace más para mantener la presencia pública que para captar clientes”.
En julio, la tienda que él dirige acostumbra a atender clientes que van en busca de los útiles escolares de sus niños, dado que dentro de un mes estos regresan a las aulas de clases.
Festejados por su cuenta. Carlos de León, un taxista de 65 años y padre de cinco hijos, critica desde una silla frente a su vehículo cómo sus vástagos apenas se acuerdan de él durante esa festividad nacional.
“Ellos lo que hacen es que me llaman por teléfono y más nada. Por poco ni se acuerdan de uno”, dice mientras espera pasajeros para ganarse el sustento.
Mientras que Carlos Manuel de los Santos, un policía de 34 años, se ve en la obligación de comprarse su propio regalo, ya que tiene por hijos a dos infantes con quienes debe asumir por completo su rol parental.
“Para el Día de los Padres ese es el golpe, los útiles escolares, ese es el regalo de nosotros”, dice en tono tragicómico.
Las que sí lo consienten. Terminando los trámites para comprarle a su padre un sillón reclinable y un abanico, se encontraba Caridad Robles Carvajal, de 28 años, cuando opinó que, ya sea algún presente específico o simplemente pasar tiempo con su progenitor, los hijos deben tratar de notar aquello que les hace falta y ofrecérselo en su día.
De manera similar se expresa Luz de Alba Román, quien a través de su padre, que falleció hace ocho años, aprendió que a los buenos hombres se les debe tener un profundo respeto y ser bien tratados.
Visión de género
Las opiniones contradictorias entre algunos hombres y mujeres sobre esta celebración dan un vistazo del porqué, a diferencia del Día de las Madres, los padres no suelen recibir la misma atención de parte de sus parientes.
Durante el recorrido de ayer, muchos de los hombres que estaban de compras admitían que ellos tenían que “regalarse a sí mismos”. En cambió, las mujeres entrevistadas, aunque no le daban tanta importancia al aspecto material de la celebración, afirmaban que los padres merecían el mismo tratamiento que las madres.