El plan de Macron para llevar a los jóvenes a trabajar al sector menos ‘sexy’

El plan de Macron para llevar a los jóvenes a trabajar al sector menos ‘sexy’

Un gallo azul de seis metros, que parece cacarear con el pecho henchido, hace el tour de Francia. El ave inflable recorre el país en 60 etapas, acompañado por un equipo de quince técnicos, seis camiones y un remolque Airstream. La misión: recuperar el orgullo en la industria manufacturera francesa.
Cada etapa de un día del llamado French Fab Tour incluye talleres y juegos para estudiantes, conferencias, pruebas de aptitud, experiencias de realidad virtual y entrevistas laborales exprés. El gobierno del presidente Emmanuel Macron espera que la campaña anime a los franceses a regresar a las fábricas. “Estamos en un sector que es lo opuesto a lo sexy”, admite Julien Hue, director ejecutivo de Hafa, fabricante de aceites y lubricantes industriales.

Las dificultades para encontrar mano de obra son una de las principales trabas que coartan el crecimiento de la economía europea, algo muy frustrante para el Banco Central Europeo (BCE). Después de recortar las tasas de interés e inyectar miles de millones de euros a la economía con una política de flexibilización cuantitativa, el BCE dice que corresponde a los gobiernos hacer más para atraer fuerza laboral y equiparla con las habilidades que necesitan las empresas. El gobierno francés estima que hay cerca de 50 mil vacantes en el sector manufactura que, de ser cubiertas, crearían 200 mil empleos adicionales.

En otras economías europeas, incluidas Alemania y Países Bajos, los problemas se explican por una tasa de desempleo en niveles mínimos. En Francia, el desempleo es del 9 por ciento, pero el 46 por ciento de los empleadores reportan dificultades en las contrataciones, según el instituto nacional de estadística Insee. Ese es el nivel más alto en casi 20 años. Incluso cuando el desempleo era del 7.2 por ciento en 2008, a los franceses les resultaba más fácil contratar que en la actualidad. “El principal problema para nuestra competitividad proviene del hecho de que no podemos contratar en el ramo fabril. Y no podemos contratar en el ramo fabril porque su imagen está degradada”, dice Angès Pannier-Runacher, secretaria de Economía y Finanzas y una de las responsables del French Fab.

En Rouen, en la región de Normandía, el gallo inflable tuvo que disputar la atención del público con los barcos que acudían al puerto en el marco de las celebraciones de la Armada, en junio. Pocas personas acudieron al French Fab, mientras que a unos pocos metros miles hacían fila por horas para visitar veleros antiguos y modernos buques de guerra.

La French Fab, el nombre que engloba al ecosistema industrial francés, está intentando un cambio de imagen nacional: “Fab” evoca tanto el término fabuloso como la palabra francesa fabriquer, que significa fabricar. Pero no es la primera vez que el gobierno promueve los negocios usando el emblema del gallo, que generalmente aparece en las camisetas de los equipos deportivos nacionales. En 2013, presentó la iniciativa French Tech y su gallo rojo para fomentar el ecosistema de las startups y empresas digitales. El gobierno quiere que el gallo azul y el gallo rojo trabajen juntos, aunque hay diferencias, mientras que el gallo de La French Tech está recto con sus patas juntas, el de la French Fab está en movimiento, a punto de dar un paso. “Este está iniciando una conquista”, dice Patrice Bégay, director de comunicaciones del banco público de inversión Bpifrance, que es uno de los creadores de la marca del gallo azul.

Pero los líderes empresariales no están convencidos de que la distinción rojo-azul sea útil. Groupe Celec, que diseña y fabrica sensores electrónicos para lavabos y urinarios, tiene problemas para reclutar ingenieros para investigación y desarrollo porque los jóvenes prefieren trabajar para compañías bajo el más glamuroso paraguas de La French Tech, dice su presidente Michel Fardo. Ni siquiera sus tres hijos quieren seguirlo en el negocio familiar. “Este aspecto digital generacional realmente nos perjudica”, dice.

Para solucionar esto, gran parte del French Fab Tour se centra en tratar de capturar la imaginación de los jóvenes. Los organizadores invitan a las escuelas, y los estudiantes pueden ponerse cascos de realidad virtual para explorar cómo es ser un ingeniero en robótica, un soldador aeronáutico o un desarrollador digital. Para llegar a un público más amplio, la gira irá a los centros turísticos de playa en agosto; espera alcanzar el medio millón de visitantes para cuando concluya en París en octubre.

Superar la aversión de los jóvenes a la manufactura requiere más que desafiar la preferencia por la tecnología. Los líderes empresariales reunidos en la etapa del tour en Rouen también culparon a las decisiones tomadas décadas atrás que alentaban a los jóvenes a realizar estudios académicos, mientras que en Alemania el gobierno optó por apoyar y promover la formación y la capacitación profesional.

Cuando en 1983 Jean-Paul Lecerf se hizo cargo de la compañía de calefacción y aire acondicionado de su familia, Sovimef, los trabajadores tenían las habilidades y las aptitudes para el trabajo y permanecían en la empresa más tiempo, dice. Ahora, mientras se prepara para entregar el control del negocio a su hermana y a otra empresa, dice que la compañía tiene dificultades para contratar. En las entrevistas de trabajo en Rouen, recibió cerca de una docena de currículos, pero descartó la mitad porque los candidatos no mostraron aptitudes ni motivación.
“Hace cuarenta años, el trabajo manual era algo natural y la industria estaba en todas partes”, dice Lecerf. “Pero, poco a poco, la gente quiso otra vida para sus hijos”.

El gobierno trata de disuadir a los estudiantes a elegir una carrera. Pero las empresas también deben esforzarse para ajustar sus expectativas, dice Martine Chong-Wa-Numeric, directora de la oficina de desempleo Pôle Emploi en la región de Normandía. Las empresas deberían asumir más riesgos al contratar a personas sin habilidades y capacitarlas, dice.
“Lo que se necesita es una profunda transformación de la sociedad, un cambio de mentalidad. Necesitamos tiempo, pero a la vez, no tenemos tiempo porque las empresas necesitan contratar ahora”.
1. Vacantes disponibles
El gobierno francés estima que hay cerca de 50 mil vacantes en el sector manufactura que, de ser cubiertas, crearían 200 mil empleos adicionales.

2. French Fab
La French Fab, el nombre que engloba al ecosistema industrial francés, está intentando un cambio de imagen nacional: “Fab” evoca tanto el término fabuloso como la palabra francesa fabriquer, que significa fabricar.

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