Si es un secreto a voces quiere decir,  evidentemente, que lo conoce todo el mundo, empezando por las autoridades que debieron evitar que ese “secreto” se haya convertido  en una vieja práctica que revela la existencia de una cultura del fraude en una sociedad éticamente enferma. El diagnóstico de entrada asusta, pero así calificaron los doctores Nelson Rodríguez Monegro, exdirector del Servicio Nacional de Salud, y Bernardo Defilló, ex Superintendente de Salud y Riesgos  Laborales (Sisalril), el plagio y la falsificación de miles de investigaciones y artículos  científicos que  permiten a los estudiantes de Medicina  lograr puntos con los cuales  ganar el derecho a estudiar una especialidad o  subespecialidad, que por su dimensión ha sido calificado de fraude colosal.  No hace falta ser sociólogo para darse cuenta de que esa “cultura del fraude”  de la que hablan es la que ha convertido a la República Dominicana en el país con mas peloteros de Grandes Ligas sancionados por el uso de esteroides  y otras sustancias prohibidas. Desde luego, también son parte de esa cultura los entrenadores que estimulan a esos peloteros desde que son prospectos a que aumenten su desempeño y rendimiento  de manera artificial para “acelerar” su firma, como igualmente lo son las autoridades del sistema  de salud y del Colegio Médico que conviven, toleran y propician por acción u omisión ese tráfico de trabajos e investigaciones plagiadas y falsificadas, nada mas y nada menos  que por los futuros  especialistas  que tendrán en sus manos y sus conocimientos la salud y las vidas de miles de personas. Y eso es lo que horripila y mete miedo de verdad: que algo tan grave y peligroso esté sucediendo y solo sea un secreto a voces que ninguna autoridad ve, ni escucha ni le importa. ¡Sálvese quien pueda!