Mucha gente tomó lo de “sangre nueva” literalmente y por eso fueron tan abundantes los chistes y memes a costillas de los precandidatos danilistas, pues según esa exigencia ninguno realmente califica para ser el señalado. Pero en lo que todo el mundo está claro, porque el mensaje no dejó espacio a dudas o interpretaciones, es que si el presidente Danilo Medina, muy a su pesar, no intentará ser el candidato presidencial en el 2020 tampoco podrá serlo el expresidente Leonel Fernández, quien encabeza la “minoría” que le aguó la fiesta a la reelección y, por tanto, debe pagar por ello corriendo la misma suerte. El leonelismo lo sabe, por supuesto, y ya está rediseñando su estrategia y tomando las previsiones de lugar como organizar rifas, como en los viejos tiempos, para financiar los gastos de campaña, pues no puede contar con el bolsillo generoso del gobierno. En lo que también está claro todo el mundo es en que el tiempo conspira contra las pretensiones del danilismo de posicionar un candidato de “sangre nueva”, aunque se llame Gonzalo Castillo, para chubárselo al expresidente Fernández, que como todos sabemos solo puede ofrecer mas de lo mismo porque anda con la misma gente. Pero hay otro factor adicional, además del tiempo, que pasó por alto en su discurso el presidente Medina: después de casi veinte años mostrándonos las mismas caras todos los días, a los mismos políticos pronunciando los mismos discursos, a los mismos funcionarios agrediéndonos con la arrogancia y el cinismo de los que creen, falsamente, que el poder es para siempre, no creo que al PLD le quede una sola gota de sangre nueva que ofrecerle al electorado dominicano.
De vacaciones. A partir de mañana me tomaré –nunca mejor dicho– unas merecidas vacaciones, con lo que dejaremos de encontrarnos por aquí unos cuantos días. Un abrazo, y nos vemos pronto.