Son muchas las personas a las que les fascinan las parrilladas y les encanta armar una cuando tienen tiempo libre, generalmente en espacios al aire libre, así como también para celebrar por algún motivo. En fin, las parrilladas son una excelente excusa para “juntes” familiares y entre amigos.
Sin embargo, no se trata simplemente de asar carnes y ya; esta tarea requiere mucho más para que resulte gratificante.
Lo primero, e imprescindible, es elegir la barbacoa, la cual podría ser de gas, eléctrica o de carbón.
La eléctrica tiene la ventaja de que es de fácil uso, ya que no hay que encender carbón (por lo que no se ensuciará con este). La de gas, igual que la eléctrica, es de uso sencillo y es una de las preferidas por quienes gustan de las barbacoas.
La de carbón, la más tradicional, es de las que mayor trabajo conlleva, pero hay quienes la prefieren, pues afirman que el carbón impregna un gusto particular a los asados. Pero, ¡ojo! tiene riesgo de causar incendios, y además el humo que expide y se adhiere a las carnes, es perjudicial para la salud.
Otro utensilio fundamental es la parrilla o plancha, de la cual hay varios tipos: De acero inoxidable, que aunque se calienta con mayor facilidad, tiene como ventaja que es de fácil limpieza con un estropajo de metal. También la hay de hierro fundido, hierro y acero esmaltado y de acero cromado.
Luego de tener estos dos elementos, se requerirá de un espacio adecuado, ya sea al aire libre o bajo techo, pinzas para mover las carnes, bandejas…