¡CUQUITO PEÑA: Hipermímesis & Rebeldía identitaria!

¡CUQUITO PEÑA: Hipermímesis & Rebeldía identitaria!

En Galería Shanell
¡CUQUITO PEÑA: Hipermímesis & Rebeldía identitaria!
Sus tramas pictóricas, rigurosamente geometrizadas y vertiginosas, nos revelan a Cuquito Peña como creador, pensador y crítico rebelde. Le gustaba recordar al “revolucionario peligroso” de Gustave Courbet (1819-1877), rechazando la Legión de Honor, la política, la religión y la burocracia en el arte. La rigurosidad de su ejercicio, ideales y reflexiones, discordaba inefablemente con su mesurada gestualidad personal y el eufónico metal de su voz. Desde luego, la mejor prueba de su identitaria irreverencia, está cifrada en la precisión de su entrega creadora y en los destellos cristalinos de su pensamiento estético…

Los artistas plásticos dominicanos más representativos, atisban sus universos simbólicos desde los cimientos ancestrales, las cifras culturales identitarias y el sentido de la tierra a la vez que ofician sus íntimas e insólitas transmutaciones de los postulados estéticos “viejovanguardistas” europeos. A partir de la década de los 50 del siglo XX, nuestros creadores plásticos de mayor capacidad productiva y reflexiva, intensifican el proceso creador de un arte propio, genuino y poderosamente distintivo. Un arte basado en las constantes lúdicas y estéticas de la síntesis, la hipermímesis y la polisíntesis conceptual. Un arte dominicano contemporáneo capaz de provocar la mirada sobre nosotros mismos y profetizar la trascendencia de nuestras riquezas y unicidad culturales, incluso a través de las más abstractas elaboraciones simbólicas de las escisiones socioeconómicas y políticas definitorias.
La constante hipermimética e instintivamente polisintetizadora, prospera de forma energética y esplendorosa en la obra pictórica de Cuquito Peña (1946-2013). Historicidad, mito, magia, memoria, ritualidad, interracialidad, naturaleza, geografía, insularidad, turbión telúrico y absurdo cotidiano, resultan fuentes sígnicas, semióticas y discursivas privilegiadas para Cuquito Peña en su proceso creador de una obra pictórica donde la huella de lo atávico, el signo arquitectónico y los ritos cotidianos, persisten como contenidos objetivos esenciales.

Esto se confirma ante el extracto del admirable legado artístico de Cuquito Peña que exhibe actualmente Shanell Galería de Arte en su sede del segundo nivel del Malecón Center, bajo el elocuente epígrafe de “Un trozo de nuestra historia” y como parte del “Circuito de Galerías 2019”. Se trata de una exposición antológica formidable con más de 50 obras pictóricas en técnica mixta sobre tela de distintos periodos y formatos. Concebida y organizada por el Ing. Luis Felipe Cartagena, director de Shanell Galería, el cuerpo expositivo se torna tenso con la adición de una serie de obras abstractas significativas de la colección de José Luis Cartagena. La registramos como el más puntual y digno homenaje que recibe Cuquito Peña desde su vuelo cegador hacia la inmortalidad la tarde memorable del martes 18 de junio del 2013.

En “Un trozo de nuestra historia”, destacan varias obras pictóricas afiliadas al posexpresionismo neofigurativo personal de Cuquito Peña que traslucen composiciones de espacios urbanos, marchantas, coches, máscaras, palmeras, animales, frutas y escenarios de faena, así como otros trabajos abstractos que devienen demostrativos de una tendencia estilística fundamental en su producción global.

En estas obras, aun persistiendo en el desarrollo de sus temáticas tradicionales, Cuquito Peña materializa una semiótica íntima, mediante un abstraccionismo poderosamente afilado, reflexivo y delirante. En estas obras, el artista superpone imágenes y/o escenarios urbanos; descompone formas, figuras y objetos al tiempo que fusiona signos, estructuras y planos geometrizados, logrando suscitar una progresiva multiplicidad de tramas, celajes, apariencias, juegos texturales, fracciones expresivas y matices cromáticos profusamente sugestivos.

Cuquito Peña fue siempre consciente de que su fuerte carácter le situaba al filo de la intransigencia. Fiel a sí mismo, nunca creyó en los mitos urbanos de la fama y la celebridad. Tampoco se inmutaba ante las añagazas y requiebros del mercado. Aunque se autoreconocía como un creador exitoso, jamás fue complaciente con el gusto o las estrategias de los retrógrados. Sus máximas opciones existenciales fueron la discreción, la soledad y el autoaislamiento. Su producción, cuantitativa, cualitativa y definitivamente importante, le asegura un sitial de honor en la historia del arte moderno y contemporáneo de la República Dominicana.

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