1961 noviembre 19: ¡Se fueron las sombras!

1961 noviembre 19: ¡Se fueron las sombras!

Ocurren cosas que los humanos, con claridad no logramos entenderlas. En el 1961 me encontraba laborando en la Radioemisora WABA de Aguadilla, Puerto Rico. El sábado 18 de noviembre del ya mencionado año, me sentía con cierta impaciencia que me abatía.

Decidí buscar alguna disipación y me dirigí a un acogedor lugar de esparcimiento, llamado “The New Deal” propiedad del caballero aguadillano Cindo Vale. Ahí un místico mandato empezó a triscar en mi mente. Y la orden era que me acostara y bien temprano me levantara y me encaminara hacia San Juan.

Así lo hice y decidí quedarme en la Plaza de Colón, a unos pasos de la calle Tetuán 311, residencia de la familia Pineda Tejada, donde yo tenía amistosa confianza.

Me senté en la sala frente a un radio y empecé a buscar emisoras radiales de la República Dominicana. Y logré sintonizar la HI9T de Puerto Plata, en cadena con una radio santiaguera.

Hablaba el rebelde y torturado catorcista Ramón Lorenzo Perelló. Este veterano locutor alertó a los oyentes, para que esperaran el interesante manifiesto, que iba a lanzar el comandante de la Base Aérea de Santiago de los Caballeros, el general Pedro Rafael Ramón Rodríguez Echavarría.

No transcurrió mucho tiempo y al aire, el mismo Perelló en su voz, dio a conocer el contenido del manifiesto, que ponía en estado de rebeldía la Base Aérea de Santiago.

La exigencia era drástica, no era asunto de juego, ni de pamplinas. La familia de la patria opresora, los herederos del ajusticiado Trujillo, tenían que abandonar el país.

Y para que los mandonistas opresores se convencieran de que las cosas eran de corte bravío, los aviones de Santiago, bajo el mando del experto piloto Coronel Federico Fernández Sméster, levantaron vuelo y vinieron a inutilizar las pistas de San Isidro.

Las cosas eran muy en serio y para agravarles las cosas a sus cofrades que se quedaban aquí, el comandante y jefe del aire, del mar y de la tierra, en estampida, el día anterior había tomado el camino de Europa.

Y vuelvo a lo que relataba del día anterior, en San Juan de Puerto Rico. O mejor dicho, lo referente a lo escuchado por mí en la radio en la calle Tetuán 311, en la casa de la familia Pineda Tejada. Inmediatamente me asomé al balcón de la casa. Y por suerte vi al periodista y compatriota Rafael Lara Cintrón, quien iba para el diario El Imparcial que a su lado tenía a Radio WITA.

Lara Cintrón le comunicó al sensacionalista Osvaldo Torres Velásquez, lo relatado por mí. Torres Velásquez hizo que Lara me buscara. Me puso a hablar a manera de entrevistado y me dio una tarjeta para que lo llamara, cuando tuviera que decir algo de lo que aquí ocurriera. En la calle Tanca de San Juan, se detuvo un vehículo y de el salió el dominicano Manuel Tonos, quien me llevó a un teléfono para que llamara a Torres Velásquez y me permitiera hacerles un llamado urgente a los dominicanos.

Para ese día celebrar dos concentraciones. Una en la mañana frente al Consulado de la República Dominicana.

Y la otra en la tarde, en la Plaza Luis Muñoz Rivera. Las dos fueron muy concurridas, se podría decir que resultaron multitudinarias.

Y de allá para acá han pasado CUARENTA Y NUEVE AÑOS. Desaparecieron las oscuras golondrinas… es cierto. Pero se han multiplicado por bandadas los canarios y las oropéndolas.

Y se están escuchando graznidos de “The Raven” de Edgard A. Poe.

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