El Musée D’Orsay en París expone a la artista impresionista Berthe Morisot

El Musée  D’Orsay en París expone a la artista impresionista Berthe Morisot

Berthe Morisot es una artista francesa, pintora impresionista que participó como maestra fundadora del Movimiento Marando desde sus inicios con gran determinación en el dibujo y una paleta de alta eficiencia.
La exposición antológica que presenta el Musèe D’ Orsay en París, hasta el 22 de septiembre, pone a la luz del visitante y de los profesionales del arte una artista determinada y comprometida con las exigencias del movimiento al que pertenece la exclusiva y única mujer de dicho movimiento del pasado siglo, marcando un color y una luz, un tratamiento del óleo, tanto en pincel, como en brocha y espátula con gran agilidad y un desenvolvimiento exclusivo que impresionaron en el sentido literal de la palabra a los maestros Degas, Pissarro y Monet.
El Museo Nacional de Bellas Artes de Quebec, así como la Fundación Barnes de Filadelfia y el Museo de Dallas, se unieron para colaborar con el Museo de Orsay de París, después de treinta años de haber sido presentada en Estados Unidos de Norteamérica y en Canadá.
En múltiples coloquios internacionales, investigaciones y exposiciones se ha evidenciado su obra desde la perspectiva de género, obviando muchas veces lo interesantes y fundadores que son los temas de esta gran artista. Aplicando las exigencias y pronunciamientos técnicos del impresionismo que es lo más revelador y que le interesó a Berthe Morisot, es decir, evidenciar la vida moderna de su siglo, buscar con profundidad la cotidianidad interior y exterior del sujeto, etc. Además, nos ofrece escenas excepcionales del ocio de los tiempos, como por ejemplo, los paseos familiares en los parques de finales del siglo XIX, observando los bancos y los quioscos que suponen la utilización de las geometrías estructurales en las composiciones de los paisajes, como sucede en sus pinturas , cuando se inspira de escenas donde su esposo sale con su hija al jardín público, dejando sentir en la obra el tiempo y el espacio retenido por la emoción de un compartir afectivo paterno. La representación de esa paternidad atenta y retenida por el juego de una hija provoca en ella una emoción visual muy particular, pero, si entramos en la composición y en el tratamiento del tema, observamos líneas de pinceladas por encima del monocronismo de un saco o el verdor de una arboleda. Se capta la fuerza de la pintora tanto en abundancia de detalles como en el desliz de las formas. Su tratamiento de la pintura se maneja con carácter y experimentación entre puntillismo y brochetazo, para crear efectos de luces.
La artista también le confiere a la intimidad,al espacio privado, al hogar, al aposento, un toque de sensualidad sin evadir frente a la anatomía femenina todo el escenario quecontribuye a un erotismo visual formalmente analizado en el movimiento de una cabellera,o de una pierna por donde se desliza una media, un cuerpo vestido con corset, etc., duplicándose en la perspectiva de un espejo de aposento.
Tuvo la suerte de ser apoyada por sus padres, quienes le inauguraron un taller para crear y trabajar,en un momento donde las mujeres sufrieron mucha discriminación en el campo intelectual y artístico. El hecho de estar casada con un hermano de Monet, le abrió un campo de amistad y fraternidad con el grupo impresionista; sin embargo, tuvo que llevar toda una lucha para que su obra no fuese considerada como un capricho de aficionada, y por ella se impuso como profesional frente al mundo masculino, exponiendo en las convocatorias independientes de entonces, participando en los salones libres y vendiendo su obra a personalidades reconocidas en los salones parisinos.
Tuvo por valoración de ganarse el reconocimiento del poeta y escritor Mallamrmé. Su entrada en el campo del reconocimiento está amparada por la valoración que hiciera el afamado críticode arte Théodore Duret, cuando saludó la adquisición de una de sus obras por el Museo del Luxemburgo de París.
Su confirmación como artista viene de su propia determinación,pues la Escuela Nacional de Bellas Artes de París no estaba abierta, ni toleraba mujeres. Hubo que esperar el año 1897, para que así fuera, recibió clases particulares en talleres de artistas masculinos, sobre todo, con el maestro Corot, practicando la copia, abarcando los maestros presentes en el Louvre, y buscando la forma y la factura de las obras mayores de cada uno de ellos. Después de esta formación, sale de los talleres parisinos y se lanza a buscar sus temas frente a la naturaleza en pleno aire libre.
Muchas de sus telas a partir de 1870, evolucionan hacia composiciones muy simbólicas, cuestionando el mismo impresionismo para entrar en una sugestión visual que se aleja cada vez más de una figuración formal. Ella lleva sus temas, sus cuerpos y sus ambientes en atmósferas íntimas y personales que evocan el sujeto con toques de pintura muy fluida y larga para crear un efecto por encima de la realidad. En uno de sus cuadernos de anotaciones,encontramos esta frase: “El sueño es la vida… y también, el sueño es más verdadero que la realidad, y si tenemos un alma ahí está….”
Como todos los y las artistas impresionistas, ella quiso representar el mundo que la rodea y salirse de los temas históricos y mitológicos saliendo al aire libre y practicando una pintura de tonos suaves, rápidosy precisos, con una eficiencia radical en el trazo, sin trampa, indagando siempre en la materia para alcanzar la estética del instante tan importante para todo su movimiento.
Esta exhibición en París concluye a finales del mes de septiembre en curso, con un público asistente que se sentía fascinado, porque sintieron el pulso y en evidencia la genialidad de una artista de avanzada, muy moderna en su tiempo, que supo mantener su individualidad con una constancia fuera de toda competencia, porque ella sabía que todas sus miradas la llevarían a encontrar los secretos de la visión, siendo para ella más importante interpretar la forma y el sujeto, antes de formalizar la ejecución.
Fue una artista de primer orden que supo establecer su personalidad en el marco de su carácter y con una agilidad extraordinaria para ofrecer en sus telas toda la poética de la vida social de su tiempo, en impresiones que evocan la vida con una dinámica excepcional.
Tuvo el arte de existir y vivir en un mundo artístico de hombres, marcando su espacio y su estética con toda su personalidad demujer.
Defendemos el concepto de que el Movimiento Impresionista no existe sin esta excepción artística llamada Berthe Morisot.

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