Vietnam iba ganando guerra comercial pero puede perjudicarse

Vietnam iba ganando guerra comercial pero puede perjudicarse

Vietnam está atrapado entre fuerzas contradictorias desatadas por la guerra comercial entre Estados Unidos y China: el país de 96 millones de personas se está beneficiando tanto del impasse que también corre el riesgo de ser golpeado con aranceles. Sus líderes tratan de convencer a la administración Trump de que son comerciantes justos en su intento de proteger las exportaciones a EU, que equivalieron al 20% del producto interno bruto (PIB) el año pasado y a casi el 26% en la primera mitad de 2019.
La fuerza laboral joven y relativamente barata del país, el gobierno estable y el entorno favorable para los negocios han convertido a la nación del sudeste asiático en una alternativa atractiva a China. Intel y Samsung fueron los primeros en detectar su promesa de fabricación: hoy emplean a más de 182 mil trabajadores combinados en fábricas que ensamblan conjuntos de chips y teléfonos inteligentes. Los fabricantes de tenis y consolas de videojuegos, entre otros, buscan trasladar la producción a Vietnam para evadir los aranceles estadounidenses sobre los productos chinos. Nintendo y Sharp son las multinacionales de tecnología más recientes en anunciar planes para reubicar sus operaciones allí.

El gobierno de Vietnam otorgó licencias de inversión a más de mil 720 proyectos en los primeros seis meses del año, un 26 por ciento más que en el mismo periodo del 2018. El país espera un crecimiento económico en 2019 de hasta el 6.8 por ciento, entre los incrementos más altos del mundo. Sin embargo, su dependencia de las exportaciones lo hace particularmente vulnerable al aumento del proteccionismo.

Su superávit comercial anual con EU ya había crecido a un ritmo vertiginoso, llegando a 40 mil millones de dólares en 2018. Totalizó 25.3 mil millones en los primeros seis meses de este año, un 39% más que en el mismo plazo del año pasado, según la Oficina del Censo de EU. La administración Trump ha aprovechado el empeoramiento del desequilibrio como evidencia de que algunas empresas están canalizando productos hechos en China a través de Vietnam para evitar aranceles, una práctica conocida como transbordo. En julio, Estados Unidos impuso aranceles de más del 400% sobre las importaciones de acero de Vietnam que, según dice, se originaron en Corea del Sur y Taiwán.

Washington está aumentando la presión sobre Hanoi de otras maneras.
En mayo, se agregó a Vietnam a la lista de posibles manipuladores de divisas del Departamento del Tesoro, una designación que podría dar lugar a medidas punitivas. Un mes después, Trump, en una entrevista en Fox Business Network, describió a Vietnam como “casi el peor abusivo de todos” cuando se le preguntó si quería imponer aranceles a la nación. “EU ha dejado claro con Vietnam que tiene que tomar medidas para reducir el déficit comercial insostenible”, dijo el Representante de Comercio de Estados Unidos Robert Lighthizer en un comunicado para el Comité de Finanzas del Senado, publicado el 29 de julio. La amenaza de nuevos aranceles contra los productos vietnamitas es real, asegura Sian Fenner, un economista de Oxford Economics con sede en Singapur, y añade que las exportaciones de textiles, computadoras y mariscos de la nación a Estados Unidos están especialmente en riesgo.
La retórica cada vez más hostil de los estadounidenses hace que algunas compañías reconsideren su estrategia en Vietnam. Eclat Textile, una compañía taiwanesa que fabrica ropa deportiva para Nike y Lululemon Athletica, menciona que necesita llevar su producción fuera de Vietnam para protegerse de la posibilidad de que el país quede atrapado en el asalto arancelario de Trump.

A diferencia de la respuesta de China a los aranceles, lo más probable es que la reacción de Vietnam sea conciliadora por una simple razón: necesita a Estados Unidos mucho más de lo que Estados Unidos necesita a Vietnam.
La Unión Americana envió menos de 10 mil millones de dólares en bienes a Vietnam en 2018.
El país afirma que está comprometido a comprar más productos estadounidenses, desde aviones de Boeing hasta productos energéticos, posiblemente gas natural licuado, para ayudar a reducir su superávit comercial.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas