Píndaro y Herminio están de regreso de una experiencia que sólo les recuerda las aventuras de Don Quijote y Sancho Panza, esos dos fabulosos personajes creados por la mente brillante de don Miguel de Cervantes. Fueron invitados a una inauguración en un terreno ubicado en la zona conocida por Matafongo, en la carretera que va desde el cruce hacia Salinas y se dirige a Palmar de Ocoa.
“Píndaro, ¿cómo está tu vida?”, pregunta Herminio. “Aquí, ¡con ella encima!”, le responde. “¿Viste cuántos molinos de viento estaban poniendo a dar vueltas?”, le cuestiona Herminio. “Si, -responde-, son 17 torres con lo que ahora se llama ‘aerogeneradores, pero en tiempo del Quijote le llamaban molinos de viento… Yo traté de intentar llegar hasta la cima de ellos pero están a 80 metros de alto y disque tienen una potencial nominal de 2 megavatios cada uno, ¡que no es un rulo!”, comenta Píndaro.
Disfrutando de los mangos y aguacates en la carretera, ambos compiten en sus expresiones de alabanza hacia el proyecto. Es que su líder, Wilfredo González, es como Sancho en el siglo XXI… metódico, pragmático que aunque tienen profundas convicciones, su alma lo lleva a veces a sucumbir ante la fantasía. Si hace 10 años no hubiera soñado, jamás hoy estaría disfrutando de esta maravilla en el corazón de la provincia de Baní.
Wilfredo, como Sancho, valora su libertad de dar vida a sus ideas, porque lo valora como uno de los más preciosos dones que nunca antes haya recibido. Por su propia convicción de que la vida se debe aventurar por la libertad y la honra, Wilfredo parece vivir las palabras que, en la inauguración del proyecto, ha externado su vicepresidente, al pregonar que el tipo de estructuras eólicas a las que acaban dar vida pueden aportar muchísimo a la sociedad. “En los tiempos actuales, no cabe duda de que la energía es uno de los factores determinantes en el desarrollo de los pueblos.”El mundo de Matafongo, como el de Don Quijote y Sancho Panza, es vasto y diverso. Así como luego de sus viajes de aventura Sancho retornó a su aldea, Wilfredo tenía esos 10 años intentando vadear los innumerables obstáculos que el sistema le imponía cuando intentaba financiación… Y, así como Sancho exclamó “Abre los ojos deseada patria y mira que vuelve a ti Sancho Panza, tu hijo…”, hoy Wilfredo se identifica con las expresiones de sus superiores que exclamaron desde lo más profundo del corazón: “La energía es, hoy por hoy, la clave del futuro y la energía renovable es la clave para un futuro sostenible del mundo y de nuestros países… Hoy, vemos materializado nuestro esfuerzo, y algunas de las grandes incógnitas y riesgos que hemos asumido al tomar la decisión de invertir se minimizan y te permiten recibir la gratificación de tu labor, con esa asunción de riesgos y esa dedicación que tu equipo entrega para vencer todas las dificultades que este proyecto ha conllevado, para transformarse en algo sumamente valioso para el país, en especial para la provincia de Baní.”
Con la frente al aire, como si todavía estuviera disfrutando de los vientos de Matafongo, Píndaro parece conversar con el aire y, sin realizar que Herminio le escucha, exclama: “Willy, como le llamamos entre los fotógrafos amigos, -pues tiene la fotografía como su entretenimiento para ‘botar el golpe’, no se ha dado cuenta de que , con el paso del tiempo, en estos 10 años de su esfuerzo su idea de patria la ha ido acercando cada día a la idea de nación, pues sigue ‘cabalgando’, como Sancho Panza, sin tregua ni desánimo. “¡Sí, se puede!”, ha gritado a los cuatro vientos en Matafongo… “Con mucho esfuerzo, con las ideas bien claras y mucha valentía, ¡en República Dominicana sí se puede!”.
Herminio interrumpe a Píndaro y expresa: “Wilfredo se propuso muchas metas al frente del proyecto eólico de Matafongo, pero la más importante la logró… que su proyecto tuviese la mayor participación de mano de obra dominicana y, con orgullo, exclama que lo logró.”
Pero, Píndaro mete de nuevo la cuchara y exclama: “Wilfredo, como Sancho, ha creado para todos una sola sombra de lo eólico en Baní!”