1993 – 1996: Ciudadanización y Plan Decenal de Educación

1993 – 1996: Ciudadanización y Plan Decenal de Educación

Ha pasado mucho tiempo. ¿Alguien se recuerda de esos años, Plan Decenal de Educación y el componente de participación comunitaria? Se revitalizaron las 3000 asociaciones de padres y madres en las escuelas públicas del país en menos de un año  y en ese esfuerzo, por primera vez, se realizó un Congreso histórico, para la elaboración en consenso de su propio Reglamento, el 3/94: se había partido de  reuniones  en las escuelas más remotas, al distrito y a la regional, culminando en la Capital, con la adopción de un reglamento caracterizado por su flexibilidad, (adaptarse a las situaciones locales), por la asunción de valores siempre en cuestionamiento en nuestra sociedad como son: la equidad de género en las directivas, el respeto, el orden parlamentario, el relevo generacional como tácticas,  la no reelección indefinida de Presidentes (que lo eran a vida), duchos en manías y anquilosados en cargos con Poder sobre todo en las comunidades rurales. La formación de comisiones internas a las asociaciones permitía  la multiplicación de tareas a realizar y la integración de todo el mundo. Las asociaciones en ese momento  “fabricaban” el desayuno escolar en la zona fronteriza,  en algunos casos solo lo distribuían, en otros, lo supervisaban, así lo hicieron también con las Pruebas Nacionales y con el  mantenimiento escolar, supervisaron en un proyecto piloto los horarios a cumplir por los maestr@s e incluso en 1996, organizaron las presentaciones de Opera-Merengue. Nunca antes, habían sido tan dinámicas, imaginativas, creadoras, entusiastas en el sistema educativo. ¿Por qué se discontinuó ese proceso? Porque los partidos políticos, PRD-PLD, politizaron las asociaciones de padres y madres, como lo hacen en todo. Plan Decenal de Educación inició su descalabro tan pronto el PLD llegó al poder en 1996. Por su sectarismo, su intolerancia y el clientelismo político, no fue posible una revolución educativa y no será posible, mientras los partidos no entiendan que los valores existen fuera de su membresía.

Hostos, el puertorriqueño, fue el precursor; Pedro Henríquez Ureña, regresando un tiempo de Argentina, siguió, y Lorenzo Guadamuz, el costarricense, permitió, por su visión y apartidismo, vislumbrar el camino. Es así que se realizará lo que el sistema educativo dominicano necesita: innovación, capacidades profesionales a tiempo completo, objetivos  sencillos a alcanzar entre todos, ciudadanizando primero a los políticos de los dos partidos. 

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