2 Corintios, 4 8

2 Corintios, 4 8

Resulta evidente la corriente de abatimiento que invade a la mayoría de las personas que en un avance sin pausa, han visto mermar su calidad de vida y destruir sus esperanzas de prosperidad a corto plazo. La gente está triste, quejosa, abatida, en muchos casos aún sorprendida y perpleja por realidades inimaginables que afectan a todos de diferente forma. Pareciera que el tiempo de las vacas flacas ha llegado para quedarse, aunque muchos nunca hayan podido vivir los tiempos de las vacas gordas. Y es sencillamente deprimente iniciar un año con esta derrotista perspectiva. ¿Qué hacer? La respuesta la encontré en la Biblia, cuando San Pablo, en su segunda carta a los Corintios, afirma: “Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos pero no desesperados; perseguidos pero no abandonados; derribados pero no destruidos”. Y es que a veces nos olvidamos del poder que llevamos dentro. A veces desconfiamos claramente de nuestro Padre quien nos ha prometido que siempre estará con nosotros. En consecuencia, no debemos exhibir abatimiento, ni desesperación, ni abandono, y mucho menos la derrota. Está en nuestros manos pasar la página oscura de la desesperanza, para vivir una luminosa perspectiva de esperanza. Basada en la fe, en la confianza, en la oración, todo es posible. Sin embargo, nos acomodamos a la rutina de la queja inútil, porque no lleva a ninguna parte. Nos seguimos involucrando en la búsqueda de la “vida fácil” y rechazamos todo intento de sacrificio o carencia obligada o espontanea. La respuesta ante la crisis es la valentía y la acción. Actuar con arrojo frente a las circunstancias difíciles es señal de crecimiento, aunque esa actuación aparente un atraso material. Lo importante es la respuesta de la templanza frente a la dificultad, la claridad mental y positiva frente al reto, la clara visión de la prosperidad detrás de la escasez y la solución frente al conflicto. Solo si creemos que todo pasará, veremos luz al final del camino. Solo si actuamos en lugar de esperar un milagro, nos vestiremos de éxito, y sólo si entendemos que la solidaridad es el arma para encontrar la paz, triunfaremos. Dejar atrás el individualismo egoísta, el atajo, las excusas para aceptar o permitir la corrupción, y el silencio, son solo parte de nuestras responsabilidades como ciudadanos de esta media isla. Establecer parámetros adecuados y justos de vida, levantar la voz de protesta cuando sea necesario, promover la paz y sembrar la esperanza, son la parte positiva que debemos aportar en este proyecto de nación. Y para aquellos que se inmovilizan, mental y físicamente, para los indiferentes, o aquellos que se escudan diciendo “yo no soy político, no me gusta la política”, les decimos “Que no se confunda la paciencia con la debilidad; el respeto con la sumisión, ni la nobleza con la cobardía”. Este es un momento de actuar, de aportar, de construir, de sembrar, de cosechar. Este es el tiempo de exhibir nuestra fe, en la confianza de que el Señor que todo lo puede, proveerá en abundancia. Sin desmayar ni desesperarnos en el intento solo porque no veamos respuestas rápidas, porque estamos convencidos de que “Dios nunca anda de prisa, pero siempre llega a tiempo.” Esta es una verdad y una promesa.

En nuestra portada y páginas centrales presentamos una entrevista exclusiva con Charles Fote, uno de los ejecutivos más importantes de los Estados Unidos, que exhibe al mismo tiempo una humildad que lo acerca irremediablemente al éxito en todos los renglones de su vida. Además, interesantes reportajes y las actividades más relevantes de esta primera quincena del año, conforman esta edición de En Sociedad que esperamos disfruten a plenitud.

Hasta la próxima y que Dios les bendiga.

Maribel

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