20 años como Patrimonio Humanidad

20 años como Patrimonio Humanidad

MEXICO, EFE.- La popular zona de Xochimilco, en el sur de Ciudad de México, es una red de canales navegables que datan de la época prehispánica donde este mes se celebra el vigésimo aniversario de su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.   

Situada en medio de dieciocho barrios densamente poblados, Xochimilco, palabra que en lengua náhuatl significa «lugar de flores», lucha por no perder el turismo que aporta grandes ingresos y por mantener sus aguas limpias.

   Si ello no sucede corre el riesgo de que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) le quite su preciado título obtenido en diciembre de 1987.

   El deterioro de los últimos tiempos hizo que hace un año y medio la agencia de la ONU analizara la situación de esta singular zona aunque sin anular la declaración.

   Siete tribus indígenas provenientes de la llamada «Tierra Colorada», probablemente el actual estado de Colorado, en Estados Unidos, recorrieron durante cientos de años la conocida como «Ruta Náhuatl» en dirección sur, hasta que una de ellas se asentó en las tierras xochimilcas alrededor del año 900 de nuestra era, explicó a Efe Javier Rosado, uno de los organizadores de las conmemoraciones.

   Al ser una zona lacustre para poder dedicarse a la agricultura los xochimilcas «entretejieron grandes ramas de árboles» sobre los que pusieron tierra, creando unas isletas artificiales conocidas hoy como «chinampas», las cuales aún existen en la actualidad.

   En ellas, además de hortalizas y flores, también plantaron unos altos árboles llamados ahuejotes, característicos de la zona.

   Entre la tierra firme y las chinampas los habitantes de la zona se trasladaban por canales en unas barcas de poco calado impulsadas con una larga vara, que además utilizaban para acercarse a comerciar a Tenochtitlan, nombre prehispánico de la actual capital de México.

   Aquellos botes dieron origen a las actuales «trajineras», unas embarcaciones decoradas con vivos colores en las que familias y amigos acostumbran a pasar fines de semana o festivos y que son muy visitadas por los turistas cualquier día del año.

   Estas barcas sirvieron para comercializar en la zona, que se convirtió en un auténtico mercado flotante, y aunque en la actualidad esta tradición no se ha perdido del todo, la actividad se limita al comercio informal.

   Hoy los canales fluviales y los jardines de Xochimilco son un área en promoción sobre la que se están ejercitando diversas acciones para su mejora pues sufre escasez de agua y problemas de contaminación.

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