“Hace casi tres décadas, en 1994, un ingeniero de la empresa japonesa Denso Wave quiso mejorar el sistema de etiquetado de las cajas de componentes para automoción que debían distribuir por las distintas partes de la fábrica, filial de Toyota, donde se utilizaban hasta entonces los famosos códigos de barras”, explica Jordi Serra Ruiz, profesor de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) en Barcelona (España).
Los códigos de barras permiten codificar una información transformándola en un conjunto de barras verticales paralelas de diferente grosor y espaciado, las cuales son leídas y decodificadas pasando un escáner lector sobre las barras, para extraer su información.
El ingeniero Masahiro Hara pensó en la manera de mejorar este sistema, el cual era limitado y requería acceder a una base de datos para saber qué representaban los códigos barrados, según el docente de la UOC (www.uoc.edu).
“Un día, jugando al ‘Go’, juego oriental de estrategia que se juega con fichas redondas blancas y negras sobre una cuadrícula de líneas dibujada en un tablero, al ingeniero Hara se le ocurrió una manera de utilizar esos puntos blancos y negros para codificar la información en dos dimensiones, en lugar de una, como se hacía con los códigos de barras”, según explica Serra.
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De ese modo, Hara y su equipo diseñaron un método para codificar datos (letras y números) en una matriz de puntos de dos dimensiones, con tres cuadrados en las esquinas.
Así nacieron los códigos QR, siglas de la frase en inglés ‘Quick Response’ (respuesta rápida), cuya imagen presenta a simple vista similitudes con el tablero y las fichas del juego del ‘Go’.
“El método QR permite codificar cualquier frase en el sistema ASCII (código de caracteres para intercambio de información basado en el alfabeto latino) y, desde ahí, trasladarla al sistema binario (sistema para representar textos y datos, usando los dígitos 0 y 1), el cual se representa con puntos de color blanco y negro, similares a las fichas del ‘Go’”, según Serra.
“Básicamente, la codificación de los datos (letras y números) que se desea introducir se rellena, empezando por la parte baja del código QR y terminando por la parte alta”, explica este docente. Cada imagen de un QR encierra un conjunto de caracteres que puede ser decodificado por un dispositivo lector.