La osteoporosis, no sin razón, ha sido llamada por algunos la enfermedad del capitalismo, puesto que es el producto de un estilo de vida muelle, en el que el ejercicio ha sido desterrado y sustituido por un alto consumo de comida chatarra.

La Fundación Internacional de Osteoporosis (IOF por sus siglas en inglés) institucionalizó el 20 de octubre como el Día Mundial de la Osteoporosis como una forma de crear conciencia acerca de la importancia de tener una vida saludable y prevenir la enfermedad.

A su vez, la IOF incentivó a las mujeres del mundo a invertir en su salud ósea, como una medida precautoria que asegura un promedio de vida más alto y con mayor calidad.

Las coyunturas o lugar donde se unen los huesos son las zonas más propensas a sufrir alteraciones en la estructura del hueso, como producto de la osteoporosis. Columna vertebral, muñecas y caderas se ven cada año severamente lastimadas en todo el mundo, como producto del resquebrajamiento del hueso debido a una disminución de masa ósea. A este tipo de osteoporosis se le llama primaria; pero existe otra de igual repercusión en la salud y es la osteoporosis secundaria, que se produce como consecuencia de un proceso patológico anterior que provoca el debilitamiento de las estructuras óseas, como puede ser el cáncer, enfermedades endocrinas, hematológicas, reumáticas y gastrointestinales, o por la ingesta de ciertos medicamentos como la cortisona.         

La mejor forma de enfrentarse a la osteoporosis es la prevención. Para ello, el aporte de calcio de los alimentos debe de ser el adecuado tanto en la adolescencia como en la juventud. También en la madurez es esencial el consumo adecuado de proteínas y de minerales, especialmente en las mujeres, ya que con la menopausia disminuye la producción de estrógenos y se pierde calcio.